Hello Flo o la fiesta del bullying contra las niñas

En estos días circula en la red el segundo video promocional de la compañía Hello Flo, famosa por haber inventado "la cajita feliz" de la menstruación. El primer anuncio se llamaba Camp Gyno y trataba sobre una preadolescente que tenía su primera menstruación durante el campamento de verano. El segundo se titula First Moon Party (Fiesta de la primera luna) y plantea la situación opuesta: una chica de unos once años se siente ansiosa y celosa porque, a diferencia de sus amigas, no ha tenido la primera menstruación, de manera que decide fingirla colocando esmalte de uñas rojo sobre una toalla sanitaria. Cuando su madre encuentra la compresa, la niña responde que obviamente acaba de tener su primer periodo. La madre sabe que no es verdad, pero, en lugar de conversar con su hija y averiguar por qué finge, decide darle una "lección".

Curiosamente, usuarios y medios de comunicación han celebrado el “sentido del humor” con que se presenta el anuncio. Sin embargo, cuando terminé de verlo, lo primero que pensé fue “qué terror tener una madre así, y que terror que todo el mundo sea cómplice de una agresión así”.

El anuncio podrá viralizarse y vender muchos kits, pero no deja de ser un fracaso para la comprensión de los ciclos femeninos, una reafirmación y una celebración de la violencia entre y hacia las mujeres, cuyo origen está en la absurda competitividad madre e hija.

Empecemos por la actitud de la madre. La señora gasta un montón de energía para, según ella, “darle una lección” a su hija. Me pregunto por qué a los guionistas les parece gracioso el despliegue de agresividad pasiva. ¿No son capaces de articular un discurso más inteligente y productivo? ¿Por qué no elaborar una situación constructiva? Pienso en un anuncio que, por ejemplo, incluya una escena que revele por qué la chica se ve orillada a fingir. Cuando se trata de hacer anuncios sobre fluidos, parece que la creatividad de los guionistas se limita a "ponerle chispa" a las situaciones más aberrantes sobre la condición femenina.

Esa fiesta de “la primera luna” retrata una serie de revanchas desproporcionadas a través de las cuales una madre humilla a su hija. Y no sólo eso, también cuenta con la complicidad de la familia y los amigos. Uno no sabe si están enterados o no del trasfondo, pero en cualquier caso, el anuncio da cuenta de una sociedad retorcida, pasivo agresiva, irreflexiva e incluso sádica. A mi parecer, esa fiesta tiene el mismo efecto que el bullying, y el anuncio lo maquilla con una superproducción.

¿Es necesaria la humillación pública cuando se trata de algo tan delicado? / Foto: First Moon Party - HelloFlo/Youtube
¿Es necesaria la humillación pública cuando se trata de algo tan delicado? / Foto: First Moon Party - HelloFlo/Youtube

¿De verdad es necesario que una madre le juegue una broma pesada a su hija para “darle una lección”? ¿Es necesaria la humillación pública cuando se trata de algo tan delicado?

Me parece que los guionistas exageraron. Ahora que, si pretendían recurrir al humor negro, también fracasaron, porque éste debe mantenerse en ese punto medio entre la crítica y la comedia, sin embargo, el anuncio está cargado hacia la absurda desmesura de la madre, una discapacitada emocional que ve en las fallas de su hija la oportunidad de mostrar su lado más sádico.

La madre es incapaz de empatizar con la chica. La compasión, la confianza y la contención están a años luz de su horizonte. El anuncio se desarrolla en función de la "inventiva" de la madre, y los guionistas, igual de discapacitados, tampoco son capaces de desentrañar por qué la niña se siente presionada. La respuesta más obvia sería "porque no quiere sentirse distinta a las chicas de su grupo". Pero vamos a lo básico: la niña no tendría necesidad de fingir si tuviera la oportunidad de conversar al respecto. Sin embargo, con una madre competitiva resulta imposible establecer cualquier diálogo. El tono de intolerancia y antipatía con el que se hablan es sólo el síntoma de un problema más profundo.

El anuncio se olvida de desentrañar por qué la niña se siente tan presionada que decide fingir su periodo / Foto: First Moon Party / HelloFlo/Youtube
El anuncio se olvida de desentrañar por qué la niña se siente tan presionada que decide fingir su periodo / Foto: First Moon Party / HelloFlo/Youtube

A mi parecer, el conflicto entre la madre y la hija está detonado por una competencia de la cual no son conscientes (ni los personajes ni los guionistas). Ese conflicto está en la base de la cultura occidental, heredera de nociones religiosas patriarcales que a) patologizan cualquier fluido femenino y b) enseñan a la mujer a odiarse a sí misma (y a otras mujeres) para que el hombre conserve el privilegio de ser él quien le asigne su valor.

La madre quiere "darle una lección" a su hija no porque quiera evitar la mentira, sino porque se siente amenazada y teme perder su valor como mujer. Ese valor está dado por la mirada de una sociedad machista, donde una mujer “vieja” es menos valiosa que una jovencita. La niña tampoco se da cuenta de que la presión por tener pechos, caderas y nalgas es parte de esa misma competencia. El que ella conserve su anatomía infantil por más tiempo la hace distinta a sus amigas que, al igual que la madre, invierten un montón de energía en cumplir con los estándares que supuestamente las hará deseables a la mirada masculina. La pregunta del millón: ¿dónde está esa mirada masculina por la que compiten? En todas partes: en las revistas, en el cine, en la televisión, en la música...

Este anuncio de Hello Flo no hace más que bañar de oropel el tabú que origina la competitividad entre mujeres. Su estrategia de venta es nociva, no sólo porque demuestra la discapacidad emocional de un grupo de personas en un momento decisivo para la construcción de la identidad. Los guionistas tampoco se dan cuenta de que su "creatividad" es un síntoma de esa incomprensión, y se les ocurre que es una buena idea “suavizar” la violencia hacia la niña disfrazándola de una fiesta.

Por si no ha quedado claro, no es gracioso humillar a la gente cuando se encuentra en un momento de vulnerabilidad. Eso es bullying, pero lo vemos tan normal, tan bien articulado en la pantalla, que no sabemos reconocerlo. Y lo que hicieron esos guionistas no fue el anuncio de un kit de menstruación sino la escenificación de una herida social.

@luzaenlinea

 

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