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¿El primer hijo? Compra sólo lo necesario

Existen tantos mitos populares relacionados con los bebés, que a los padres primerizos les agarra la ansiedad y terminan por llenarse de artículos inútiles. Luego, no saben dónde esconderlos cuando llegan las visitas a su casa.

¿El primer hijo? Compra sólo lo necesario - Thinkstock
¿El primer hijo? Compra sólo lo necesario - Thinkstock

Si bien cada familia es diferente, hay hábitos que se repiten. Por eso, hoy queremos tratar de evitar que cometas ciertos errores, contagiándote algo de experiencia de quienes ya lo hemos vivido. Como madre experta, en esta nota te regalo una guía útil de lo que jamás debes comprar y, por el contrario, lo que sí trae variadas soluciones cuando das tus primeros pasos en esta hermosa y compleja tarea de ser padres.

Los sí:

Paragüitas o carro plegable: los primerizos siempre están pendientes de brindarle el máximo confort a su futuro retoño; aunque olvidan algo fundamental, el confort de los propios padres. Suelen adquirir (o les regalan) esos carritos último modelo, con ruedas para 4 x 4, cama king size, con capota desmontable, etcétera. Todo muy moderno… pero la mayoría de estos artículos nos traen básicamente dos problemas: son muy pesados a la hora de trasladarse o subir escaleras, y no tenemos dónde guardarlos en casa, ya que ocupan un espacio inmenso. Realmente debemos pensar en el tiempo de vida que el niño pasará allí que, por cierto, es bastante breve. Primero, porque en general no quieren quedarse quietos y lejos de los protectores brazos maternos; y segundo, porque en un año comienzan a caminar y no los para nadie.

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Mi consejo es comprar un carro práctico, que sea ultra plegadizo, súper liviano y, eso sí, con varias posiciones que incluyan desde la más vertical hasta la más horizontal posible, ya que cuando son recién nacidos aún no pueden sostenerse sentados.

Huevito: son bastante aparatosos, pero nos permiten desmontarlos del asiento trasero del carro, sin que el niño se despierte. Así, luego, se utiliza como baby seat. Es ideal porque el andar de los autos hace dormir a los bebés, especialmente al principio.

Babero con canaleta: es uno de los mejores inventos, aunque no tiene demasiada prensa. Quizá no parecen muy ergonómicos, pero reciben todo el alimento que va cayendo de la boca del niño. Así, las mamás no sólo evitamos que se manche la ropa sino también el suelo. Muy útil para mujeres multitasking que están siempre corriendo.

Los no:

Pañales RN: antes de que los niños nazcan, solemos comenzar a comprar pañales. Una o dos bolsas cada semana, que van ocupando cada vez más espacio en la casa. Casi siempre de talla ‘recién nacido’. El problema es una cuestión de tamaño. A mi me sucedió que tuve una niña muy grande y que esos pañales tan pequeños sólo me sirvieron 5 días. Acumulé cantidades de bolsas que tuve que regalar porque no le cabían a mi bebé. Si quieres adelantarte sin no fracasar, ten en cuenta comprar menos packs y de diferentes tamaños, ya que no sabes cómo será el crecimiento de tu bebé.

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Bolso con motivos infantiles: no sé por qué los adultos muchas veces compramos esos ridículos modelos con ositos y otros dibujos en tono rosa o celeste, que no tienen onda. Además, una vez que los chicos crecen, quedan guardados para siempre en la guardilla. Lo mejor es elegir un bolso lindo, de un tamaño adecuado, pero para adultos; así, podrás seguir utilizándolo cuando ya el contenido no sea exclusivamente de mamaderas o de pañales.

Ropa de la misma talla: morimos por comprar todo lo que vemos en las vidrieras, imaginando cómo quedará en nuestro futuro hijo. El error es que nos llenamos de prendas que tendrán muy poco uso, porque en un comienzo crecen bastante rápido. Por otra parte, olvidamos que cuando nacen lo que más nos regalan amigos y parientes es ropa. Y, por lo general, para recién nacido. Dos consejos importantes: gasta un poco menos en prendas y equípate con otros artículos como juguetes, toallas, bañeras o sacaleches, que la gente no suele obsequiar. Si compras ropa, elije algo para más adelante, cuando el bebé empiece a crecer, que seguramente en esa etapa ya no recibirá tantos regalos como al comienzo.

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