Síntomas del embarazo en… el padre del bebé

Los hombres también experimentan diversas sensaciones cuando su hijo está por nacer. / Foto: Thinkstock
Los hombres también experimentan diversas sensaciones cuando su hijo está por nacer. / Foto: Thinkstock

Parece ser que sólo existe documentación médica y científica sobre los estadíos que transita una mujer que ha quedado embarazada. ¿Cómo puede ser que nadie haya compilado información sobre el período gestacional... en el hombre?
Para que sepan, a nosotros también nos pasan cosas…
Durante la primera etapa de gravidez, las mujeres comienzan a exhibir extrañas pulsiones, caprichos que deben ser saciados de inmediato. Así pues, el futuro papá sale corriendo a las 2 de la madrugada con el objetivo de conseguir 1 kilo de helado de menta. Seguramente que cuando nos hemos acomodado en nuestro sillón favorito para ver el esperado partido de fútbol suena la “alarma de antojo” y salimos disparados en busca de un bocadillo de chocolate.


Así de impredecible es nuestra labor, repentina, precipitada. Los hombres vivimos esa etapa con gran vértigo, al borde de la cornisa, sabiendo que en cualquier momento debemos cumplir con alguna extravagancia de la embarazada. Para colmo tenemos la ineludible tarea de cuidar no a una, sino a dos personas: a la madre y sus exigencias estrafalarias y al retoño que está en su vientre, con su vulnerabilidad constante.

Es imposible que aquella circunstancia no genere ansiedad, como una lógica respuesta del organismo ante una situación que nos afecta, ya que tenemos mucho riesgo bajo nuestra supervisión: una madre alterada hormonalmente y un pequeñín frágil, inerme.

Pues bien, la consideración de los médicos, familiares, amigos, desconocidos, las preguntas y la atención en general todas tienen como destinataria a la madre. A nosotros, que nos parta un rayo.

Para ganar el protagonismo y sumirnos en el anonimato, se valen de astutos engaños con el solo fin de llamar la atención y que todos estén pendientes de ellas. He aquí algunos de los embustes:

- Debemos observar a la madre embarazada, puesto que si se afea se deberá a que el bebé le está robando su belleza. ¿Pueden creer tal artimaña?
- Ella debe comer por dos. Con esa picardía, logra saciar su hambre desenfrenado.
- Si se hace caso omiso al antojo, el bebé nacerá con una mancha. ¡Qué astucia!

Algunas tretas logran confundirnos como cuando se asevera que no deben comer cítricos pues se les cortará la leche, que no deben teñirse el pelo ya que la tintura podría intoxicar al nonato través de su ingreso por el cuero cabelludo, que cuanta más agua ingiera producirá mayor cantidad de líquido amniótico, que si levanta excesivamente los brazos puede provocar que el cordón umbilical se enrede en el bebé…. etc, etc. Todas ellas falacias que logran su cometido: centrar la curiosidad e interés sobre ellas.

¿Y nosotros? Vamos y volvemos del trabajo cansados, preocupados, con el teléfono celular alerta, prestos para cualquier requerimiento, mal dormidos, llenos de angustia e incertidumbre. ¿Quién nos cuida?

Jamás delegaría mi deber de esposo asistente y futuro padre solícito. He cumplido el rol con alegría y nobleza, pero necesitamos que alguien nos prepare, nos entrene para transitar por esa zona incierta, misteriosa del embarazo. Porque para las embarazadas sí hay cursos de pre o post parto. Pero para nosotros, nada.

¿Qué opinas? ¿Qué síntomas has sentido cuando tu mujer estaba embarazada?

@Sebas4nier

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