Permiso laboral y presencia paterna en los primeros días del bebé

Hace muy poco y luego de 8 años de silencio recibí un “regaño” inesperado. Al parecer, cuando nació mi hija yo tomé la decisión de volver al trabajo antes de lo que mi esposa hubiera deseado (en su momento la legislación vigente sólo permitía 3 días al padre). No me había dado cuenta que quizás por exceso de responsabilidad o cuidado desproporcionado de la fuente de trabajo había descuidado en ese aspecto a mi esposa e hija recién nacida por el cumplimiento con el deber. Mucho tiempo después me valió un reproche muy suave y bienintencionado, pero que bastó para hacerme revisar el protagonismo del padre durante los primeros días de vida de su bebé.

Permiso de paternidad
Permiso de paternidad

En los últimos años se han reunido numerosas pruebas que indican que el papel del padre durante el primer período es más significativa de lo que se venía suponiendo tiempo atrás. Pero no todos los países tienen reglamentaciones que avalen este concepto y lo transformen en una posibilidad concreta de vinculación primaria entre padre e hijo, y por supuesto en asistencia a la madre en las labores iniciales de maternidad. El sistema de permisos de maternidad y paternidad aseguran la plena igualdad entre ambos, distingue la importancia de cada uno en particular y su relevancia intransferible.

La extensión de las licencias por paternidad constituiría un instrumento para impulsar una mayor igualdad entre las mujeres y los hombres en el cuidado de sus hijos y, por supuesto, en el reparto de las tareas de ese hogar en circunstancias tan únicas y especiales. Así lo ha expresado la OCDE (Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos), un organismo de cooperación internacional, compuesto por 34 estados, cuyo objetivo es coordinar sus políticas económicas y sociales, cuando expresa: “El avance de la conciliación de la vida laboral y familiar de las madres/padres, o la atenuación de los estereotipos de género, puede resultar determinante para reducir las desigualdades que todavía persisten en el mercado laboral así como para fomentar la natalidad en Europa.” (Extracto de la Comisión Europea de la OCDE).

Un permiso remunerado por nacimiento, en términos generales es la anuencia para ausentarse del trabajo durante un período determinado tras tener un hijo, garantizando al trabajador al empleo que tenía inicialmente, durante el cual el estado paga la totalidad o parte del salario que percibía previamente.

Los primeros meses y años de vida de los hijos son un momento fundamental en la creación de lazos afectivos . La presencia frecuente del padre en las primeras semanas no sólo como espectador sino como partícipe del cuidado del bebé, es necesaria, sobre todo en momentos en los que el recién nacido rápidamente comienza el proceso de percatarse de que existe un interesante mundo a su alrededor. Según va ganando autonomía en sus movimientos, ya no se conforma sólo con verlo, sino que quiere conocerlo y participar de él. Allí debemos hacernos presentes los papás involucrándonos en un progreso tan vertiginoso como maravilloso.

Los países que cuentan con la normativa adecuada que permite al padre pasar mayor tiempo con el neonato son Finlandia, Noruega y Alemania. La ley llega a establecer, en esos lugares, un permiso de paternidad equiparado al de maternidad, contemplando hasta un máximo de 3 meses de ausencia laboral exclusiva para los hombres y hasta otros tres meses complementarios que pueden ser divididos como se desee entre padre y madre.

Cada progenitor aporta sensaciones diferentes al hijo y esto le enriquece. Lo indispensable es contar con el tiempo suficiente, vital para que el aporte se concrete.

Twitter: @Sebas4nier