‘Macho alfa’, ilusión para ellas… ¿y ellos?

Las mujeres han idealizado al macho alfa en sus inconfesables anhelos por encontrar a este caballero empático. / Foto: Thinkstock
Las mujeres han idealizado al macho alfa en sus inconfesables anhelos por encontrar a este caballero empático. / Foto: Thinkstock

En la sociedad animal siempre existe el ejemplar que por sus condiciones innatas se destaca del resto y tiene efectos dominantes sobre los otros. Los machos alfa también pertenecen al ámbito humano. El mundo masculino exhibe algunos prototipos de esa especie.

Se dice que los machos alfa se reconocen a través de la posición del cuerpo y la expresión facial. De pie, con las piernas abiertas y tensas, con las manos en la cintura, atraen las miradas con su gesto de confianza y soberanía.

Decenas de veces hemos visto al superhéroe ilustrado de historietas en la misma posición desafiante. Más allá del estereotipo del cómic, no queda suficientemente claro cuántos machos alfa reales, de esos que desarrollan un desenfadado despliegue de poderío allí donde se los encontrare, se encuentran de pie y conquistando.

De algunas observaciones se desprende que el macho alfa es muy difícil de localizar. Generalmente tiene muchos lugares a donde ir y muchas personas para ver. No espera a nadie, ni siquiera en el teléfono. Suele decir: “Si quiere hablar conmigo, volverá a llamar”.
Interesado por sí mismo ya de niño aprendió comportamientos jerárquicos especiales que elevarían su autoestima al nivel de “estratósfera”.

El macho alfa posiblemente crea su propia realidad. Al no ser dependiente de nadie, desarrolla su particular burbuja de diversión, compañía y realización. Tiene poder gravitatorio a su alrededor. Genera atracción física. Es aquel al que todos consultarían ya que consideran inestimable su opinión.

Las mujeres han idealizado al macho alfa, en sus inconfesables anhelos ansían encontrar a este caballero empático, dueño de sus emociones, de gran certidumbre y carácter, quien en su imaginación logrará deslumbrarlas con sus cautivantes galanterías.

El resto de los hombres, más vulgares quizás, lejos de intentar negar la existencia del macho alfa, sintiéndonos en desventaja ante tamaño despliegue de éxito, paradójicamente deberíamos exacerbar su notoriedad. Para ahogarlo en su propia miel, es menester elevar su prestigio hasta tal punto que se transforme en un mito, algo inalcanzable, extraterrenal.

El plan para destronar al macho alfa de la mente de las mujeres dará resultado cuando ellas comiencen a cuestionar su existencia, que se empiece a rumorear que se trata de una leyenda urbana, como la de los cocodrilos en las alcantarillas de Nueva York.

En los últimos años se presienten los primeros esbozos de una tarea bien llevada a cabo por los hombres comunes: Las chicas han comenzado a correr la voz en las peluquerías, gimnasios, baby showers y despedidas de solteras. Dicen: “Has visto, ya no hay hombres!”

Y ese hombre que ellas mencionan y que saben que escasea, que ya no vale la pena ni intentar hallar, no eres tú sino el macho alfa. Hemos conseguido su retroceso.
Una vez que el macho alfa regrese a la ilustración de una revista de historietas, los “machos del montón” habremos logrado nuestro cometido y nos repartiremos el universo femenino entre nosotros.

@sebas4nier
También te puede interesar:
Tras un divorcio, reparto de bienes ¿o de males?
Tatuajes para hombre y mujer, ¿qué tan distintos son?
Salud sexual masculina: vasectomía ¿en grupo?