Calvicie: trucos que algunos usan para los ‘problemas de azotea’

No hay forma de impedirlo. Uno de cada tres hombres seremos calvos en algún momento. Esta situación, conocida científicamente como alopecia androgénica, puede ser causada por herencia, ansiedad o estrés. Por cierto, la palabra alopecia proviene del griego alopex que significa “zorro“, haciendo referencia a que este animal pierde el pelo dos veces al año.

No hay forma de impedirlo. Uno de cada tres hombres seremos calvos en algún momento. / Foto: Thinkstock
No hay forma de impedirlo. Uno de cada tres hombres seremos calvos en algún momento. / Foto: Thinkstock

Desde los inicios de la edad juvenil, ya podemos advertir que vamos camino a una escenario inevitable. A veces basta con ver la cabeza de nuestros padres, otras al observar nuestra pérdida de cabello sobre la almohada o al peinarnos. Ya lo sabemos, estaremos lejos de exhibir la melena de un guerrero vikingo. En consecuencia, debemos planear con cuidado y anticipación cuál será el estilo que lucirá nuestra cabeza a partir de las primeras manifestaciones de calvicie.

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Casi todos tenemos presente el retrato de Napoleón Bonaparte, con su mano derecha dentro de la chaqueta militar. Allí tenemos el perfecto ejemplo de cómo la ausencia capilar origina un cambio de imagen ahora clásico: la despoblada frente cubierta por pequeños mechones de cabello de atrás bien lanzados hacia adelante en el área de las sienes y un mechón central para disimular la escasez.

Hoy en día, el estilo “napoleónico” está muy difundido. De hecho, es uno de los esquemas básicos al que el novel pelado echará mano, por lo tanto pierde su eficacia al quedar expuesta la maniobra.

Algunos hombres ensayamos toda clase de cubiertas, parches estéticos, artificios capilares con el objetivo de disimular la parte calva. En el abordaje de esa tarea se obtienen resultados que van de lo creativo a lo absurdo y de lo arquitectónico a lo catastrófico (todos hemos presenciado con estupor alguna vez lo que aquí refiero).

Por supuesto que el mercado ofrece todo tipo soluciones. Podemos encontrar tratamientos manuales físicos y químicos que van desde el microtransplante capilar, los masajes naturales o el uso de aparatos, tónicos, champús especiales, lociones, aerosoles para “pintar” el cuero cabelludo, aromaterapia y más.

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En mi opinión, cuando se llega una instancia avanzada, la idea de raparse la cabeza debe ser admitida y tolerada hasta reconciliarse con la nueva imagen que nos devolverá el espejo. Lo irreversible debe ser aceptado. Quizás una decisión posible y efectiva sea la de afrontar con dignidad el recorte del último bastión capilar y seguir la línea de algunos famosos internacionales que lograron éxito y reconocimiento desde ese lugar de “pelado”.

A las pruebas me remito: Jason Stathan, Bruce Willis, André Agassi y Pep Guardiola son exponentes del pelón, y sus testimonios silenciosos pero evidentes certifican que la ausencia de una frondosa cabellera no es impedimento para seguir siendo sex symbols. A tomar nota.

@sebas4nier