El deseo en el freezer

Para muchas parejas estables, el deseo sexual está en el freezer: mujeres y hombres con varios años de relación confiesan que su pareja ya no los excita y que su vida sexual resulta ser un agobio. A la hora de la intimidad prefieren esgrimir una serie de excusas, llegando a convencerse que la sexualidad es un fenómeno complementario y optativo en sus vidas. Indudablemente el estrés es uno de los principales enemigos del deseo. También lo deterioran, la falta o el exceso de trabajo, las angustias y las frustraciones. Estamos insertos en una sociedad en donde todo es rápido y se trabaja mucho. Donde, lamentablemente, nos han enseñado a privilegiar el deber por sobre el placer. Entonces, cuando uno vuelve a casa, en lo que menos piensa es en tener intimidad. Esta realidad justifica eso de que “No hay tiempo para el sexo”. Cuando eso sucede, lo que se hace es patear la situación para un mañana que nunca llega.

Y no solo desaparece el sexo: no hay caricias, no hay besos, no hay aproximación, dejan de comunicarse.

Algunos “tips” para reconstruirlo

El sexo no es siempre el mismo, tiene tintes. No tiene por qué disminuir con la edad. De la misma manera que uno va al gimnasio para sentirse y verse bien, al deseo sexual hay que trabajarlo, no viene espontáneamente. Y para eso no es necesario llenar la casa de velas y sahumerios, ni comprarse ropa interior atigrada. Significa buscar estímulos, recuperar el placer, el goce.

-    Empezar por tener más diálogo, y también por mirar al otro, porque las parejas que se ignoran sexualmente han dejado de mirarse.
-    El sexo requiere tiempo. Si esperamos hasta las 12 de la noche para tener ganas, lo más probable es que optemos por dormir. 
-    Hacer un plan para la intimidad con el otro, fuera de la casa que comparten. 
-    Pedir las cosas que nos gustan y decir lo que no nos gusta. 
-    Las fantasías son los mejores afrodisíacos.
-    La literatura y las películas eróticas también son útiles.
-    Embriagarnos de besos. 
-    Cuidar nuestro cuerpo para sentirnos atractivos para el otro.
-    A veces, las vacaciones son un buen momento para reconstruir la magia.
-    Y si todos estos intentos no funcionan hay que pedir ayuda a un especialista.

Ahora, ya debe estar mucho menos freezado, así que a divertirnos.

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