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Delicados sabotajes sexuales

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Una forma habitual de sabotaje es frustrar al compañero, haciendo lo opuesto o algo distinto de lo que él o ella desean. En esto la pareja se trenza en una escalada de pedidos y negación de los mismos:

-Ella necesita, para hacer el amor, que empiece a seducirla desde la mañana; él pretende hacerlo sin tantas vueltas.

-A ella le gusta que él vaya arriba y él en esa posición es donde menos controla.

-A ella le gusta hacerlo suavemente y él quiere penetrarla al toque.

-A él le gusta que le acaricien el pene y ella dice que eso le da asco.

-Ella quiere por la noche y él por la mañana.

-Él quiere tocarle fuerte el clítoris porque eso les gusta a las mujeres; ella quiere que la acaricien con mucha suavidad.

-Él dice que para excitarse necesita verla desnuda y a ella le da vergüenza hacerlo con la luz prendida.

-Ella llega a tener varios orgasmos si la estimulan con la mano en la zona clitoridiana pero no con la penetración; él se empecina que ella tiene que llegar en el coito vaginal porque eso es lo normal.

Estos desencuentros y mecanismos de frustración, son muchas veces conflictos individuales que existen desde antes de la conformación de la pareja. Por eso, la mayor parte de las veces, los tratamientos funcionan mejor cuando se abordan con ambos integrantes de la pareja.

No importa que uno de los dos sea el que comenzó con un problema sexual sino que debemos ver la interacción de esa pareja: hacer el diagnóstico vincular, situacional (el aquí y ahora en que se encuentran), los motivos que pudieran tener para sostener el síntoma compartido. Y una de las funciones del sexólogo clínico es ir descubriendo las múltiples situaciones que se tejen entra las parejas y que producen síntomas sexuales.

Si bien sabemos que variadas condiciones médicas son causa de disfunciones eréctiles o del deseo, incluso así se producen disturbios en los vínculos; casi podríamos decir que aún el más orgánico de los síntomas en el área sexual tiene su impacto en la relación de las parejas, en lo psicológico y emocional, y estos factores no debemos descuidarlos. Luego de ir develándolos habrá que despejar el camino para que la pareja vuelva -o comience- a disfrutar de su vida amorosa, del sexo, de los afectos, del erotismo y la sensualidad.


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