¿Cancelar la boda o esperar al divorcio?

Hace poco unos amigos míos se casaron, durante su despedida, bromeaban diciendo que una boda sólo se puede cancelar o seis meses antes o tres días después del “gran día”. Pensé, entre risas, que tenían cierta razón, yo me hubiera muerto si mi marido, una semana antes de mi boda, me hubiera dicho que se lo había pensado mejor y que prefería no hacerlo. Creo que en ese momento era tal energúmeno obsesionada con mi fiesta que lo hubiera obligado a casarse, aun si me dejaba en la noche de bodas. Y si por el contrario hubiera sido yo quien no estaba del todo convencida de mi matrimonio, sé que probablemente hubiera preferido divorciarme que frenar la avalancha en que se había convertido todo el casamiento.

Al respecto y en últimos tiempos he vivido junto con amigas diferentes experiencias, Almudena, por ejemplo, conoció a su novio y a los seis meses se casaron. Un mes después de la boda ella decidió dejarlo. Al preguntarle por qué me dijo que desde el día de su boda sentía que no quería casarse, había sentido que iba a una junta de trabajo de esas para las que no te quieres levantar. Pero había dado el sí final pues no supo como frenar tantos preparativos, las presiones fueron demasiadas.

Una vez que comenzaron a vivir juntos se dio cuenta de que no era el hombre que buscaba, eran agua y aceite, no tenían nada en común y ni siquiera ganas de tenerlo. El divorcio fue bastante difícil y legalmente complicado. Le pregunté qué habría preferido hacer, si cancelar la boda antes de que sucediera y me dijo: “Para mi fue todo una farsa, me embarqué en ella porque ya habíamos gastado muchísimo, el vestido, los anillos, la comida ya estaba pagada, me sentía culpable con mi familia, con mis suegros, con todos. La realidad es que debí haber sido sincera conmigo misma y haber parado las cosas antes de llegar al altar. Pero viendo hacia atrás me doy cuenta de que tampoco supe distinguir muy bien mis sentimientos, estaba ofuscada, pensé que era normal estar nerviosa, pero yo no estaba simplemente nerviosa, tenía muchas dudas sobre mi relación.”

Por otra parte, algo similar le sucedió a Cristina, se casó, con el novio de toda la vida. Todos, sus papás, sus hermanos, sus amigas le dijimos que se lo pensara mejor antes de casarse, era flojo y no la trataba especialmente bien. Ella, una eterna romántica, de esas que vivió toda su vida para el día de su boda, no escuchó a nadie, de hecho se sintió al fin tranquila el día que le tuvo el anillo en su dedo. Durante los preparativos, ella sabía que él no tenía trabajo, que no tenía iniciativa, peleaban, pero ella lo único que quería era una boda, estaba más preocupada por el color de las flores y las damas de honor que por el novio. Un año después se separaron. Igual que a Almudena le pregunté si no hubiera preferido cancelar antes y me dijo: “Yo sabía que mi relación con él estaba mal, pero románticamente pensé que después de la boda todo iba a cambiar e iba a ser mejor. Obvio eso no sucedió, no te puedes casar con alguien para cambiarlo. Lo cierto es que tuve una boda como quería y no me arrepiento. Fue un gran día. Lo haría mil y un veces, aunque espero que la próxima sea con el definitivo. Divorciarse no es un paseo por el parque...”

Otra de mis amigas de colección, Elvira, hace un par de años se iba a casar. Yo estaba segura que su entonces novio era el hombre perfecto para ella, estoy segura de que él pensaba lo mismo. Pero un día, después de una pelea y a un mes del gran día, ella reconoció que no se quería casar. Tenía uno de los anillos más bonitos que he visto, había dado varios miles de pesos en adelanto para la fiesta, y aun así, con una de las actitudes más valientes que he visto canceló todo. Devolvió el anillo, nos desinvitó a todos y siguió adelante con su vida. Fueron momentos terribles, estoy segura, muchos la juzgaron, pero Elvira asegura: “No me arrepiento un minuto de esa decisión, sé que no hubiéramos sido felices, sé que lo lastimé en ese momento pero sé también que en el fondo le hice el último favor que le podía hacer, ser sincera, ya no estaba enamorada. Lo salvé de toda una vida de infelicidad con una mujer amargada, que es en lo que me iba a convertir si me casaba.”

Jennifer Gauvin y Anne Milford, escribieron un libro llamado “Cómo NO casarse con el hombre equivocado”, ellas, quienes respectivamente cancelaron una boda, dicen que es lo mejor que una novia puede hacer cuando no está segura. Según estudios que realizaron, 3 década 10 mujeres divorciadas dicen que sabían que se casaban con el tipo equivocado mientras caminaban hacia el altar. Según ellas toda la expectativa, gastos, parafernalia que se genera alrededor de una boda ciega a muchas mujeres, quienes están más preocupadas por los detalles de la fiesta que por su relación.

Es cierto, algunas novias estamos tan preocupadas por organizar el evento del siglo que se nos olvida que este simplemente es el paso a una vida de pareja, eso lo que se queda, en donde radicará tu felicidad o infelicidad y la de tu eventual marido. Casarse es un rito que implica que tu vida va a cambiar de muchas formas, pero muchas mujeres no nos damos cuenta cuando estamos más preocupadas por el tipo de ramo que vamos a llevar.

¿Pero cómo distingues entre nervios por tu boda o cuando realmente dudas de tu relación, como le sucedió a Almudena? Según Gauvin y Milford cuando piensas cosas como, “¿me estaré conformando con un hombre que no es para mi con tal de casarme?” o “mi relación no es perfecta ahora, pero seguro después de la boda será mejor”, entonces tienes que comenzar a preocuparte y realmente plantearte si eso es lo que quieres para toda la vida.

A decir de estas autoras siempre será mejor cancelar una boda a tiempo, ya sea tres meses o el mismo día, que llegar a un divorcio, que eventualmente se torna más doloroso, te hace pasar por mucho desgaste emocional, genera mayores culpas y sentimientos de fracaso y legalmente es más complicado de terminar. Según ellas una novia que cancela nunca se arrepiente, mientras que una mujer que se divorcia siempre sentirá que fracasó. Por otro lado considero que algunas mujeres se casan porque realmente son muy optimistas y creen que su relación, aunque no es perfecta, tiene chance de ir siempre hacia mejor.

Yo, sinceramente no sé que hubiera hecho en caso de estar insegura antes de casarme, soy culpable de haberme convertido en una bridezilla cualquiera... pero ustedes ¿qué creen que es mejor, cancelar la boda cuando no estas segura aun cuando ya está todo listo o seguir adelante con los planes y esperar que llegue el divorcio inevitablemente?, ¿alguna de ustedes ha pasado por una situación así?