Sueños, ¿nos hacen felices o nos complican la vida?

Texto: Mariana Israel

Cuando éramos niñas, nos preguntaban qué queríamos ser cuando fuéramos grandes. Una pianista famosa, una bailarina, una actriz de telenovelas… las respuestas eran casi siempre las mismas.

A medida que crecimos, las metas se volvieron más exigentes. Nos pusimos plazos para alcanzar nuestros objetivos: a los 25 años me gustaría casarme, a los 30 tener mi primer hijo, a los 40 ser dueña o gerente de una empresa. Soñábamos despiertas con el día de nuestra boda o con la fama que obtendríamos por esa novela, un bestseller indiscutible.

Pero la vida retocó nuestras fichas, prolijamente acomodadas en el tablero. ¿Qué hacemos ahora que nuestros sueños de la infancia se esfumaron?, ¿que las metas que nos habíamos planteado no se dieron?, ¿que el príncipe azul nunca apareció y que el trabajo está lejos de parecerse al espejismo imaginado?

Las dos caras de los sueños

Empecemos por comprender de qué están hechos los sueños. La psicóloga Diane Barth, autora del libro Daydreaming: Unlock the Creative Power of Your Mind, explica en la revista Psychology Today que estos tienen varias capas. Desde un punto de vista psicoanalítico, existe un contenido manifiesto que sobresale en nuestra conciencia. Es nuestra imagen mental con el vestido de novia.

Pero los sueños diurnos, al igual que los nocturnos, también portan un contenido latente o subyacente. Es el significado, el verdadero deseo. Comprenderlo sería, para Barth, la clave de la felicidad. La Lic. Gloria Gitaroff, miembro titular de la Asociación Psicoanalítica Argentina y de la Asociación Psicoanalítica Internacional, declara a Yahoo Mujer que los sueños “requieren una decodificación, un análisis”.

Gitaroff, autora del libro Los sueños, explica que nuestros proyectos muchas veces están influidos por la sociedad o por los padres. Responden a expectativas ajenas y, justamente por eso, no se cumplen. “Uno debería examinar por qué un sueño no se dio, si era una aspiración verdadera o impuesta. A veces, hace falta sincerarse”, indica.

Podemos conscientemente autopresionarnos para convencernos de querer algo, pero no desearlo en el fondo. Por eso, para la experta, el primer paso será buscar el verdadero deseo, sin someterse al ideal, a la moda o a los demás.

Cambiar el foco de la cuestión: del “quiero tener un hijo y no encuentro pareja” al “¿por qué no me enamoro?”. “Cuando uno está muy empecinado, lo peor es seguir reforzándolo. Debería detenerse a analizarlo porque, si no, cae en la frustración”, advierte Gitaroff.
 
Claro que el azar y las oportunidades entran en juego. Pero cuántas veces nos habrá pasado conocer a alguien cuando realmente estábamos preparadas y abiertas a un encuentro. “Esa es la fuerza del deseo: cuando queremos algo, lo obtenemos. El gran problema es discernir si es realmente lo que queremos”, concluye la psicóloga.

Reconciliarse con el pasado antes de avanzar

Evelyn Sangiovanni, psicóloga del Center for Growth and Wellness de Miami, agrega a Yahoo Mujer que “a veces las personas no logran cumplir sus metas porque simplemente el enfoque y el propósito estaban mal definidos. O se plantean proyectos muy alejados de su propia realidad”.

Otras veces, tenemos conflictos internos o heridas del pasado que no hemos sanado o enfrentado todavía. “Estas situaciones bloquean nuestros sentimientos y actitudes y, a la vez, las acciones para lograr lo que queremos –avisa la experta–. Por eso, antes de plantearnos metas, es necesario revisar nuestro ser interior, analizar las emociones, sanar y hacer las paces con el pasado; y entonces, pensar qué queremos para la vida. Cuando nos liberamos de los sentimientos negativos, somos capaces de permitir que ese poder de creación que llevamos dentro nos apoye y nos ayude a definir, claramente, lo que deseamos”.

¿Qué te parece? ¿Qué sueños has realizado y cuáles tienes pendientes?