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Renunciar a un trabajo maravilloso, ¿por qué no?

En tus manos está el mejor regalo que puedes darte: construir el mejor camino para ti. / Foto: Thinkstock
En tus manos está el mejor regalo que puedes darte: construir el mejor camino para ti. / Foto: Thinkstock

Texto: Verónica Mezzini

Dejar el trabajo que más de una desearía puede sonar irracional y estúpido. Sin embargo, hoy en día escucho cada vez más casos de mujeres que renuncian a sus puestos -algunos de ellos, altos cargos en grandes compañías- en pos de una existencia más feliz. Yo fui una de ellas y quiero compartir contigo mi experiencia. Tal vez te inspire para plantearte esa pregunta que todas nos hacemos en esta época del año: “¿Por qué no?”

Me encontré con un viejo artículo de Lauren Sherman, quien fuera editora ejecutiva digital en el gigante de las revistas Conde Nast (Vogue, Allure, Vanity Fair, entre otras). Sherman explica por qué renunció a su glamoroso trabajo para convertirse en escritora freelance: “Durante un año y medio, entraba al [edificio de] Time Square sintiendo que estaba representando un rol para el que ni siquiera había sido seleccionada. ¿Una fantástica oportunidad? Apuesta que sí. ¿La oportunidad correcta para mí? No”.

Y allí me vi reflejada a mí misma hace cuatro años.

Mi trabajo en una cadena nacional de televisión de Estados Unidos podría considerarse el sueño de muchas. Yo era editora en jefe del portal femenino y gerente de medios digitales. Tenía un equipo de gente a mi cargo, innumerables reuniones y el formalismo corporativo pesando sobre mis espaldas... algo con lo que yo sabía lidiar bastante bien pero para lo cual, simplemente, no había nacido.

Escribo desde que tengo uso de razón, leo todo lo que cae en mis manos y hago de la comunicación un verdadero apostolado. Y en el transcurrir de aquellos angustiantes días corporativos,me di cuenta que lo único que había escrito en los últimos cinco años eran emails -y la lista del supermercado, por supuesto-, algo que me producía una gran tristeza y frustración.

Dueña de un espíritu libre pero también de una férrea disciplina a la hora de trabajar (soy mi jefa más implacable), concluí que no soy buena siguiendo los pasos y la voluntad de alguien más, sino los propios.

Así fue como en el marco de la peor recesión económica en Estados Unidos, sin tener nada más que el compromiso de honrar a mis sueños, en agosto de 2009 renuncié a mi fabuloso trabajo para convertirme, al igual que Sherman, en una escritora freelance.

¿Fue duro? Pues honestamente no, no lo fue. Poco a poco fueron apareciendo un cliente tras otro hasta que hace un par de años pude formar una compañía de contenido online, toda una oficina virtual que manejo desde casa y que me dio y me sigue dando infinitas satisfacciones. ¿Lo mejor de todo? Volví a escribir, me siento feliz, positiva y realizada y estoy honrando a esa mujer que me mira desde el otro lado del espejo todas las mañanas.

La fórmula es más simple de lo que piensas, ya que los ingredientes están al alcance de tu mano: saber lo que quieres y a dónde quieres llegar, apasionarte hasta el delirio con lo que haces -lo demás llega solo, créeme-, confiar en tu instinto, que casi siempre es mi mejor guía, pensar en positivo, trabajar duro y sobre todo, tener un plan y seguirlo al pie de la letra.

No te estoy animando a que tomes decisiones irresponsables, sino a que traces tu propia estrategia para ser más feliz.

En su libro Poder de Mujer, la conferencista y motivadora Mariela Dabbah propone construir el éxito a tu medida. Se trata así de encontrar el mejor camino para ti, que tal vez sí esté en una gran compañía, o tal vez tras el mostrador de tu propia pastelería, en el tablero de diseño de una línea de ropa que lleve tu nombre, en un pincel, en una pluma, en un micrófono o en un escenario.

Atrévete a dar ese paso que te lleve directo y sin escalas a la felicidad, a la vida que realmente quieres para ti.

Y tú, ¿has rediseñado alguna vez tu vida? ¿Cuál fue tu secreto? Queremos leerte.

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