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El poder de las palabras en tu vida

Las palabras nos pueden mantener positivos y ¡hasta acercarnos a nuestro sueño! / Foto: Thinkstock
Las palabras nos pueden mantener positivos y ¡hasta acercarnos a nuestro sueño! / Foto: Thinkstock

por Ana Paula Queija

¿Sabías que las palabras tienen un poder de gran alcance? Un regalo con palabras inspiradoras, como una pulsera con la frase “Vive tu sueño” nos puede cambiar la vida; mientras que ciertas palabras hirientes nos pueden quedar para siempre en el corazón.

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En un artículo publicado en el sitio especializado en psicología Psych Central, Therese J. Borchard, autora del libro Beyond Blue: Surviving Depression & Anxiety and Making the Most of Bad Genes, se refiere al efecto que pueden producir las palabras entre los seres humanos y lo resume en esta frase: “Palos y piedras pueden romper tus huesos, pero las palabras pueden cambiar tu cerebro”.

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Borchard apoya su afirmación con la teoría de los escritores Andrew Newberg y Mark Robert Waldman, que publicaron recientemente un libro en el que aseguran que “las palabras pueden cambiar al cerebro”. De hecho, así titularon su obra. Allí, según la autora, afirman que “una sola palabra tiene el poder de influir en la expresión de los genes que regulan el estrés físico y emocional”. Más específicamente, indican que las palabras positivas como “paz” y “amor” pueden generar el fortalecimiento de las áreas en los lóbulos frontales y promover la función cognitiva del cerebro: “Ellos impulsan los centros motivacionales del cerebro en acción”, según los autores, y construyen resiliencia, que es la capacidad de las personas para sobreponerse a períodos de dolor emocional y traumas.

Sostener una palabra positiva en la mente, estimula la actividad del lóbulo frontal / Foto: Thinkstock
Sostener una palabra positiva en la mente, estimula la actividad del lóbulo frontal / Foto: Thinkstock

Por el contrario, el lenguaje hostil puede alterar los genes específicos que juegan un papel clave en la producción de los neurotransmisores, que nos protegen del estrés. Una sola palabra negativa puede aumentar la actividad en nuestra amígdala (el centro del cerebro que representa al miedo). Esto libera docenas de hormonas y neurotransmisores que producen estrés, y que a su vez interrumpen el funcionamiento de nuestro cerebro, indica el artículo. “Las palabras hirientes envían mensajes de alarma a través del cerebro, y cierran parcialmente los centros de la lógica y del razonamiento localizados en los lóbulos frontales", aseguran Newberg y Waldman, según Borchard.

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De acuerdo con los autores, utilizar las palabras correctas puede transformar nuestra realidad: “Sostener una palabra positiva y optimista en la mente, estimula la actividad del lóbulo frontal, área que incluye los centros de idiomas específicos que conectan con la corteza motora, responsable de pasar a la acción”. Según indica Psych Central, la investigación ha demostrado que a más tiempo de concentrarse en las palabras positivas, más se afecta a otras áreas del cerebro: “Las funciones en el lóbulo parietal empiezan a cambiar, y eso influye sobre la percepción de uno mismo y de las personas con las que interactúa”. Además, advierten que una visión positiva de uno mismo será el puente para ver lo bueno en los demás, mientras que la auto-imagen negativa llevará hacia la sospecha y la duda.

La revista Psychology Today, asegura que “vivir un sueño necesita un recordatorio constante”, y allí encuentran el poder de las palabras. De acuerdo con el artículo titulado ¿Estás viviendo tu sueño hoy?, publicado en dicha revista, hay un método para que tu sueño se mantenga vigente todos los días: usa una pulsera con tu frase inspiradora, pega un papelito en la pantalla del ordenador, o bien introduce un recordatorio diario de tu calendario. Cuando se hace esto, uno ya vive su sueño, y comienza a ver cómo de su pequeña planta crece un árbol poderoso. Eso sí, no hay que olvidar dar un par de gotas de agua cada día, con las palabras solas no alcanza.

Las palabras nos pueden mantener positivos y ¡hasta acercarnos a nuestro sueño! Y tú, ¿qué esperas para recurrir a las indicadas?