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Descubre por qué se nos olvidan los nombres

Texto: Meli Navas

Todos hemos experimentado ese momento en que nos presentan a alguien, y un segundo después, ya nos olvidamos de su nombre. Obligamos a nuestro cerebro a iniciar una búsqueda rápida, pero nada aparece. Ni siquiera su inicial nos resulta familiar. ¿Sabes por qué ocurre? Te lo revelamos.

 

Por qué se nos olvidan los nombres. Foto: Thinkstock
Por qué se nos olvidan los nombres. Foto: Thinkstock

Por qué me pasa a mi

Quizás pienses que naciste así, pero probablemente no sea el caso. Lo que determina cuán bien puedes recordar los nombres, es tu nivel de interés y no las habilidades de tu cerebro.

Puede que algunas personas presten más atención a los aspectos sociales y las relaciones, lo que sería una motivación a la hora de recordar diferentes nombres. Este interés suele estar relacionado con algunas profesiones, como por ejemplo la docencia y la política, en las que conocer el nombre de las personas es una parte clave del trabajo.

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Sin embargo, no poder recordarlos no es sinónimo de tener mala memoria. Todos tenemos buena memoria para algo. La clave es el interés: cuanto más lo demuestras en algo, más posibilidades hay de que se grabe en tu cerebro. Y si es un tema del que disfrutas aprender, entonces es muy probable que tengas la sensación de que no estás usando tu memoria para recordarlo, tal como lo menciona el profesor de psicología de la Universidad Estatal de Kansas, Richard Harris, en el sitio de ciencia Science Daily.

El cerebro y las asociaciones

Los nombres son arbitrarios y no tienen ningún sentido para nosotros. El cerebro necesita hacer asociaciones para poder recordar. Por este motivo, muchas veces es más fácil retener una profesión que un nombre. En un experimento llevado adelante por la psicóloga especializada en memoria y envejecimiento cognitivo, Lori E. James y publicado en la revista científica Psychology and Aging en 2008, se les mostró a los participantes fotografías de extraños con su nombre y su ocupación. Unos minutos más tarde, se les enseñaron nuevamente las fotografías, y la mayoría de los participantes recordaba con facilidad la profesión, pero no el nombre de la persona de la imagen. A esto se lo llama el efecto “panadero-panadero”: explica el hecho de que sea más fácil recordar que alguien es un panadero, que recordar que su apellido es “Panadero”. El cerebro puede imaginar rápidamente a alguien trabajando en una cocina cubierto de harina, y es justamente esa imagen, la que luego asocia al rostro de la persona y nos ayuda a recordarla.

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Algunas estrategias útiles

El psicólogo Ira Hyman menciona algunas sugerencias para poder lograr fijar los nombres, en un articulo de la revista Psychology Today:

- Presta atención. Para recordar el nombre de una persona, debes hacerla el foco de tu atención. Mirarla, escucharla y hacerle preguntas.

- Usa el nombre, vuelve a usarlo y sigue usándolo. Una buena idea es responder: ¡Gusto en conocerte, María!

- Asocia el nombre con características importantes. Piensa en cosas que puedes relacionar con su nombre, como amigos en común o intereses. De esta manera, la próxima vez que veas a esa persona, será más probable que puedas recordar cómo se llama.

- Haz trampa. Escribe los nombres en un papel. Y antes de entrar a tu reunión de trabajo, léelos, e intenta imaginar a las personas.

¿Tienes dificultad para recordar nombres? Cuéntanos.