El estrés ¿nos vuelve compulsivos?

El placer es la sensación que surge luego de satisfacer alguna necesidad. La búsqueda compulsiva del mismo podría ser producto del estrés generado por el sistema en el que vivimos. Descubre más sobre esta interesante teoría.

 

El estrés diario podría causar desiquilibrio emocional. Foto: Thinkstock
El estrés diario podría causar desiquilibrio emocional. Foto: Thinkstock

La carrera sin sentido

Con la esclavitud, que alcanzó su máximo desarrollo bajo la civilización, se realizó la primera escisión de la sociedad en una clase explotadora y una explotada. A esto le siguió la servidumbre en la Edad Media, y el asalariado en los tiempos modernos. Estas son las tres grandes épocas de la civilización, a las cuales acompaña siempre la esclavitud: evidente en un principio, más o menos disfrazada después.

Friedrich Engels, pensador alemán, economista político y revolucionario, sostuvo que el objetivo final de la civilización es la riqueza, pero no la de la sociedad, sino la del individuo. Al ser la base de la civilización la explotación de una clase por otra, cada beneficio para unos será un perjuicio para otros; cada grado de emancipación conseguido por una clase, será un nuevo elemento de opresión para otra.

La carrera desenfrenada para alcanzar aquello que, supuestamente, nos va a hacer sentir mejor, nos sume en un grado de exigencia extremo. Y como somos seres biológicos, frente a esta exigencia se activará el programa de alerta, causándonos un estrés permanente.

Error de percepción

Cuando nacemos, entramos a un sistema con reglas preestablecidas, basadas en un error: “Todo lo que necesitas está afuera”, nos dicen. Nuestra familia y el entorno nos hablan de esta supuesta realidad, buscando convencernos sobre los beneficios del sacrificio y las necesidades creadas para el bienestar.

Toda esta información queda grabada en nuestro inconsciente y es reforzada por un aparato publicitario destinado a llenarse los bolsillos, con la promesa de satisfacer nuestras necesidades y que podamos alcanzar “el paraíso perdido”.

El desgaste físico y psíquico generado por el sistema provoca un agotamiento extremo, un estrés que nos saca de nuestro equilibrio, y que podríamos querer compensar por medio de una búsqueda compulsiva de posibles placeres.

La conexión con uno mismo

El único momento que existe es el presente. ¡Disfrútalo! Cada día tómate un tiempo para hacer aquello que te conecte con lo que te relaje. No permitas que lo que tienes que hacer, supere lo que sientas ganas de hacer.

Busca dentro de ti un espacio donde “los largos brazos de tus pensamientos no te alcancen”, y quédate allí, siendo un observador pasivo, sin prisa. Es en ese lugar donde tu sabiduría innata te informará que, si sueltas el control, todo se acomodará y encontrará su justo equilibrio.

Recuerda que siempre fuiste y serás perfecta, dadora y merecedora de amor… Lo demás, son historias donde tu personaje, junto con otros, desarrolla una de las tantas tramas para transitar este espacio-tiempo, confundiendo ficción con realidad.

Fuente consultada:libro El origen de la familia, de la propiedad privada y del Estado, Friedrich Engels.

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Elisa Botti es licenciada en medicinas naturales y naturopatía, coach psicobiológica, miembro profesional de ASIMEPA (Asociación Internacional de Medicinas y Psicologías Alternativas), especialista en técnicas psicocorporales, miembro del cuerpo docente de la Asociación Argentina de Medicina Psicobiológica, y autora del libro Concebidas Sin Pecado.