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¿Solito?

Siglos han pasado para que las mujeres solas dejaran de ser socialmente vistas como amargadas, fracasadas y sin vida propia. En todo ese tiempo, los hombres en igual condición, pudieron, sin embargo, disfrutar de las mieles de la soledad. Aunque para ser justos hay que reconocer que sobre ellos también pendió por años el estigma de que si vivían sin compañía era por su condición de “persona difícil” o de “víctima crónica del amor”.

Pero las cosas han cambiado y para ellos vivir solos es una opción que ha dejado de tener “mala prensa”. En declaraciones periodísticas, la psicóloga Patricia Feldman, confirma con datos esta tendencia: “A diferencia de hace una década , hoy son más los hombres que las mujeres los que eligen vivir solos. Fue aprendiendo a ser menos dependiente para las tareas domésticas como cocinar, lavar la ropa u ordenar su casa, que fueron consolidando su capacidad para estar solos y bien”.

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Incluso se ha invertido la carga de la duda. Si una treintañera conoce hoy un hombre soltero que aún vive con sus padres, sospechará de su condición sexual y pondrá especial atención en ver si hay síntomas que evidencien una personalidad problemática.

En cambio, si conoce un hombre que tiene treinta y tantos o más , es soltero y vive solo, partirá del preconcepto de que seguramente es un individuo con mucha y diversa actividad sexual, afecto al ocio placentero, amiguero, salidor…

La buena vida del soltero, incluso, se ha convertido para las mujeres en un problema. ¿Cómo convencer a uno de estos tipos de las ventajas de compartir baño, sofá, control remoto, silencio y cama King size? Sobre todo cuando pueden tener novia y no vivir con ella…

Vivir solo, además, ya no es sinónimo de ser un ermitaño. Quienes siguen este fenómeno de cerca aseguran que estos hombres hasta han multiplicado su interrelación social. Quienes eligen vivir solos no necesariamente optan por la soledad.

[Galería: Viajar sola (o acompañada por ti)]

Y se ha cambiado, incluso, el concepto de que un hogar tiene que ser sí o sí “un templo familiar”. Se puede armar con mucho esmero un espacio para recibir a otras personas con las que no necesariamente tiene por qué haber lazos de sangre (todo un concepto de nueva familia ¿no?)

¡Pero no todo es ganancia eh! Vivir solo y ser feliz también implica, por lo menos, cierta organización. Según el sitio theidealist.es estos son los pro y los contra más comunes:

- Casi no cenas. Es muy posible que si tienes un día muy activo lo que menos te estimule al llegar a casa es prepararte la comida.

- Puedes hacer zapping durante horas sin que nadie te diga nada.

- Si suena el teléfono o el timbre no tendrás a quien pedirle que corra a atender. Eres tú y tu sombra, si es de día, claro.

- Puedes practicar sin problemas el nudismo hogareño. También ir al baño con la puerta abierta.

- Se te hará difícil no equivocarte con los cálculos de cantidades a la hora de hacer las compras en el supermercado. O te quedas corto o se te va la mano. Seguramente te llevará un tiempo, también en esto, encontrar tu proporción justa. No tiene sentido comprar como para un regimiento, tampoco tener medio limón y veinte latas de cerveza.

- No esperes una cena o regalito romántico al llegar a casa porque no lo habrá. Aunque si el interesado quiere sorprenderte puede llegar con todo listo para solo tener que tender la mesa y abrir el moño del paquete.

- No tendrás que aguantar manías o malos hábitos. Solo soportar las tuyas que no es poco.

[Video: 35 y soltera]

¿Qué piensas de un hombre que ama vivir solo y se resiste a compartir su “cueva” contigo? ¿Cómo harías para que deponga su actitud?

 

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