Tu peor enemiga

“No hay peor enemiga de una mujer que ella misma”, reza la frase que tantas veces hemos escuchado. Y algo de cierto hay en eso. Las mujeres somos implacables, durísimas, con nosotras mismas. La exigencia es altísima a la hora de juzgarnos. Lo es al evaluarnos laboralmente, tal vez menos al considerarnos como madres o esposas, pero definitivamente es superlativa cuando estamos frente al espejo.

Tu peor enemiga eres tú misma
Tu peor enemiga eres tú misma

“En mis últimos 7 años trabajando como makeup artist he aprendido que los primeros 3 segundos sentadas en mi silla, casi todas las mujeres los dedican a pedirme disculpas por su aspecto. No importa si son jóvenes o mayores, ni su background socioeconómico, ni su “belleza tradicional”… Casi todas las mujeres se disculpan.”, anunciaba la famosa maquilladora Eva De Virgilis en el discurso de introducción de su charla TED.

Y sí, vivimos disconformes de la imagen que tenemos. Se cuelan muchas miradas a través de la propia. La de la familia, la del sexo opuesto. Pero sobre todo, la de las pares. Porque hay algo peor que nuestra propia mirada frente al espejo: el ojo de las otras mujeres.

¿Por qué somos tan vulnerables e inseguras? ¿Se puede fortalecer la autoestima de las niñas para evitar estos efectos negativos? ¿Y si construimos modelos más reales de belleza? ¿Y si aprendemos a resaltar nuestros puntos fuertes en vez de a ocultar los que menos nos gustan?

Les dejo para pensar un estudio realizado por la compañía de belleza Dove a finales del año pasado: un 77% de las mujeres siente vergüenza frente a una cámara, y un 65% de ellas dice que tener una foto suya subida a Internet les preocupa más que estar hablando en público (47%), ir a una primera cita (44%) o tener una entrevista de trabajo (41%).

¿Por qué crees que las mujeres somos tan duras al juzgarnos?