La crisis engorda

La ansiedad que provoca el desempleo y el consumo de productos más baratos y menos nutritivos, se nota en la balanza de las mujeres. Y así nos encontramos, angustiadas por la situación socio-económica de nuestra familia, del país, y enojadas porque ese pantalón de la temporada pasada nos queda chico y, por obvias razones, no tenemos margen de renovar todo el vestuario.

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Es que las mujeres engordamos con la crisis. La información se desprende de un análisis realizado por expertos del Instituto Médico Europeo de la Obesidad (IMEO) de cara al pasado Día Mundial contra la Obesidad. Las últimas estadísticas sitúan a la mujer en el foco de esta epidemia del siglo XXI y el informe "Generación XXLW", publicado recientemente por la compañía IPSOS -especializada en identificar las conductas, actitudes y opiniones de la sociedad-, da cuenta de que efectivamente los desequilibrios socio económicos por los que atraviesan muchos países del mundo, están disparando casos de obesidad.

Los especialistas aseguran que las mujeres son más propensas a sufrir depresiones y ansiedad, y estas situaciones de crisis, pérdida de empleo y recursos afectan en un alto porcentaje a su forma de comer. Hormonas como los estrógenos, opioides endógenos, la hormona de la juventud, la sulfatodehidro-epiandroestendiona, la progesterona y la testosterona, entre otras, forman un coctel que influye en la forma de comportarse, de sentir tristeza o alegría y de enfrentarse a la comida, y las hace más susceptibles de ser comedoras emocionales que los hombres.

En el caso de la serotonina, conocida como "la hormona de la felicidad", se ha observado que las mujeres producen un 52 por ciento menos en su cerebro que los hombres. Y que si además disminuye este neurotransmisor determinante del estado de ánimo, aumenta la sensación de tristeza y desánimo.

¿Nunca les pasó que en medio de un ataque de tristeza sintieron que un helado o un chocolate eran capaces de cambiarles la vida? La razón: los alimentos dulces aumentan las concentraciones de serotonina produciendo un efecto antidepresivo y ansiolítico momentáneo.

Por eso, frente a las crisis que viven, en distintas escalas, países europeos, latinoamericanos y hasta Estados Unidos, lo mejor es ponerse en movimiento y no sólo para buscar alternativas de subsistencia. Con el ejercicio físico, se mejora la función respiratoria, se reduce el colesterol malo y la grasa corporal, bajan los niveles de ansiedad y aumenta la sensación de bienestar, gracias a la segregación de endorfina.

¿Han aumentado de peso en medio de una crisis económica? ¿A qué lo atribuyen?

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