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Buenas y malas influencias

Hasta no hace mucho tiempo, quienes conseguían que su opinión fuera valorada por un grupo específico de interesados, tenían trayectoria, formación. Leíamos o escuchábamos qué les había parecido una película, un libro; tomábamos nota de sus opiniones sobre un viaje, una muestra en un museo. Y allá íbamos listos para constatar que no se habían equivocado. Confiábamos ciegamente en sus palabras porque las avalaban con su historia.

Hoy, a estos críticos, a estos formadores de opinión, les han robado trabajo otros líderes más masivos: los influencers, profesionales de la recomendación que operan a través de las redes sociales y que gracias a sus fans construyen poder. Cuantos más seguidores tienen, más pesan sus dichos, digan lo que digan y hayan hecho lo que hayan hecho con su vida.

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Lo llamativo de este grupo de “profesionales” es que a quienes los contratan tentados por su poder de influencia, poco les importa que hablen con “conocimiento de causa”. Lo único que les interesa es el grado de identificación que tienen con ellos sus seguidores. Las marcas de ropa, comida, los buscan para publicitar sus productos. Y ellos aceptan gustosos a cambio de interesantes sumas de dinero. Su herramienta del éxito es el retwit, nueva versión del boca a boca. Más retwits, más contratos.

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No quiero ser injusta. No podemos poner a todos en la misma bolsa. Obviamente muchos de estos nuevos gurúes son formados, tienen especializaciones concretas y un nicho de seguidores que responde a un interés común. Pero los hay también, y son legión, los que solo pueden esgrimir el ser celebridades o mediáticos. O, con suerte, ser habilidosos con algún juego online y, como tal, ser observados por un gran público.

Así resulta que la actriz de la telenovela del momento, por ejemplo, muestra una foto suya probándose determinado par de zapatos y una legión de chicas sale corriendo a comprarlos…Lo mismo pasa con un restaurante, una obra de teatro.

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Los usuarios tenemos al alcance de la mano la posibilidad de premiar a los influencers digitales honestos y descartar a los otros. ¡Aprovechemos esta oportunidad y pongamos un límite a los vendedores de espejitos de colores de siempre que han conseguido modernizarse! No entreguemos a cualquiera el poder de crear tendencias o modificar conductas.

¿Tienes algún influencer al que respetas? ¿Quién es? ¿Por qué lo consideras?