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Tacones lejanos versus zapatos bajos

Muchas mujeres se sienten más seguras subidas a unos zapatos que les regalan más de 10 cm de estatura. Además, los tacones son ideales para mostrar las piernas, porque se ven más largas y estilizadas. Recuerdo un capítulo de la serie The Nanny, cuando la protagonista debía caminar por una cornisa y le recomendaban quitarse los stilettos. Ella decía que no podía hacerlo porque se desestabilizaba. Esto es real, a muchas coquetas que están acostumbradas a los tacones como una extensión del pie les sucede. Sin embargo, lo que ellas no saben es que, más allá de que los lucen muy bien, se están comprando un pasaporte al traumatólogo; debido a todos los males que generan. Hinchazón, tobillos doblados, juanetes, callos, dedos martillo, durezas y hasta dolores de rodilla y espalda, entre otros.

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Cada vez más altos

Ya hace un par de temporadas que los diseñadores parecen jugar una competencia entre crear tacones más kilométricos o plataformas que parecen rascacielos inalcanzables. Y nosotras, compramos con entusiasmo. "Hablar de una temporada no es el problema", explicó la doctora Marina Carrasco, de la Sección de Medicina y Cirugía de pie y tobillo del Servicio de Ortopedia y Traumatología del Hospital Italiano de Buenos Aires e integrante de la Sociedad Argentina de Medicina y Cirugía de la Pierna y Pie, en una nota que dio para la radio. "Por dos o tres meses el pie no se deforma. Pero a medida que se eleva el punto de gravedad se va teniendo más inestabilidad y esto predispone a un traumatismo". Ella aclara que no es lo mismo doblarse un tobillo al ras del suelo que a 7 cm de altura, en donde se corre el riesgo de que se rompan los tendones, se esguince o fracture un ligamento. Lo cierto es que andar por las alturas puede también generar en nuestro cuerpo fatiga de gemelos, del músculo que se encuentra en el muslo y, a largo plazo, juanetes o dolores en la rodilla, entre otros males.

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Muchas jóvenes aseguran que, debido a que saben que no es bueno usar tacones prefieren las plataformas. Pero a ellas también la doctora Carrasco les advierte: "Cuando la suela es extremadamente recta, igual se sufre algunos daños, como ampollas. El movimiento ideal cuando caminamos es, primero, apoyar el talón; luego, la planta y el metatarso y, finalmente, el dedo gordo. Algo así como una mecedora. Pero como con las plataformas no se puede lograr, las chicas ejecutan con la rodilla lo que no pueden hacer con el pie. Por eso, la flexionan y caminan como pisando huevos". Y agrega que si le sumamos la altura, la superficie recta y el diseño, que a veces es en forma de sandalia (que no lo contiene), aún se presenta más inestabilidad porque no protege el arco ni alinea el tobillo.

Pero tampoco hay que irse a los extremos ya que ni las zapatillas, las chatitas, o las balerinas son la solución. "No se recomienda el uso cotidiano de este tipo de calzado porque el pie que podría llevarlo sin problemas el 95% de la gente no lo tiene", asegura Carrasco. Incluso, es más nocivo que los tacones. Y dice que es muy común que las chicas elijan este tipo de calzado que no contiene el pie, tiene suelas muy delgadas que no protegen el metatarso y, al no tener taco, acrecientan el pie plano.


¿Qué hacemos entonces? ¿Cuál es la mejor forma de andar por la vida?

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"Lo ideal es usar algo de taco, alrededor de 3 a 4 Cm. Esto ayuda a que se arme el arco y no genere sobrecarga mecánica sobre el metatarso. Además, debe ser ancho para dar mayor estabilidad", explica la profesional.

Por último, nos regala un consejo final para el momento en que vamos de compras por un nuevo par: "Lo mejor es probarlo por la tarde, cuando el pie está un poco más hinchado, para que luego se sienta cómodo siempre".

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