#CuestiónDeAmor: “¿Cómo dejo una relación estancada?”

El amor, como todo en esta vida, tiene una fecha de caducidad. Hay gente a la que esta sencilla declaración le produce una especie de salpullido mental, porque fueron educados con la idea que las buenas relaciones son eternas y cuya única expiración llegará cuando “la muerte los separe”.

Con mirar a nuestro alrededor podemos constatar que esto no sólo no es cierto sino que, estadísticamente, los casos de éxito —aquellas relaciones envidiables y maravillosas— son una mera excepción. Eso no quiere decir que uno deba resignarse a vivir el resto de sus días en soledad o, peor aun, con una persona equivocada. No, uno debe de aspirar a estar en la mejor situación posible y no conformarse con nada ni nadie.

En junio les compartí la historia de Diana, una usuaria que entre la costumbre y la dependencia dejó de saber con claridad lo que sentía por su esposo, de quien llevaba cuatro años separada sin poder firmar el divorcio definitivo. Poco tiempo después de publicar dicha entrada, recibí un correo electrónico de Mónica, quien también atravesaba por un mal momento con su cónyuge.

“Estoy pasando por la misma situación de la historia —escribió Mónica—. Yo no puedo terminar con mi esposo, él estuvo involucrado con otra persona. Hemos terminado, luego regresado como cinco o seis veces. No tenemos hijos. Al principio me dolía mucho toda esta situación, pero ahora, en cambio, me molesta; pero en definitiva no sé cómo decirle que ‘hasta aquí llegamos’”.

A diferencia de Diana, quien todavía no había identificado lo que sentía por su pareja y los pasos que debería de seguir, Mónica estaba absolutamente segura de lo que quería hacer, sin embargo no tenía idea de cómo hacerlo. Como le respondí, yo no encuentro más que un camino y, citándola, le diría lo antes posible a la persona en cuestión: “Hasta aquí llegamos”.

¿En dónde radica entonces el problema? Ella sabe exactamente qué hacer e, incluso, qué palabras usar. Entonces, ¿por qué le es tan difícil hacerlo?

El correo de Mónica fue breve y no dio muchos detalles sobre el momento específico por el que pasaba la relación al momento de escribirme; no obstante, asumo que la dificultad surge a partir de una carencia. De eso que a todos nos hace falta cuando estamos empeñados en dejar algo, eso que se dice fácil pero que requiere de un esfuerzo monumental conseguir: fuerza de voluntad.

Recorriendo los diferentes motivos por los cuales cualquier persona necesita de determinación para hacer algo, quizá la más clásica y comúnmente evocada es el ponerse a dieta. Sin importar las causas, la mayoría de los seres humanos hemos tenido que bajar de peso en algún momento de nuestras vidas y, para ello, dejar de comer ciertos alimentos.

Ser consciente de las consecuencias de tener niveles altos de triglicéridos o colesterol, del impacto que tienen las grasas saturadas o la sal en el organismo, de los riesgos de no mantener un índice de masa corporal equilibrado… nada de esto es suficiente si no se cuenta con la disciplina para romper el hábito.

El amor, o la ausencia del mismo, no es excluyente de esta situación. Lo único que tiene que hacer Mónica para decirle a su pareja que la relación se terminó es fajarse bien los pantalones, caminar hacia donde está él, abrir la boca y dejar que las palabras que tantas veces ha repasado en su mente fluyan y sean determinantes al momento de exponer sus motivos. Después puede decidir si quiere escuchar lo que él tiene que decir; si no, lo mejor es dar media vuelta y, lo más difícil de todo, no mirar atrás. Nunca.

En el amor los casos de éxito pueden ser escasos, pero lo que Mónica y todo aquel que esté en una relación nociva, estancada o extinta, debe de entender es que no tiene por qué vivir así. Quizá no sea fácil, pero no hay nada mejor que encontrar una excepción y ser feliz con ella mientras dure.

¿Te ha pasado?

@AnjoNava

Si quieres compartir tu caso escribe a: anjo.nava@yahoo.com

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