Los opuestos se atraen, ¿y luego?

Los polos opuestos se atraen / Foto: Thinkstock
Los polos opuestos se atraen / Foto: Thinkstock

Conocí a Esteban hace varios años en mi trabajo anterior. Él formaba parte de un grupo de pasantes talentosos que, en un chispazo de brillantez, la encargada de recursos humanos reclutó de golpe. A pesar de nuestra diferencia de edad, nos hicimos muy buenos amigos y descubrimos que teníamos un montón de intereses y pasatiempos en común, entre ellos hablar de mujeres y técnicas de ligue.

Esteban era contradictorio de aspecto, ya que aunque parecía ser un tipo holgado y con pocas preocupaciones —de esos que van por la vida sin que nada ni nadie les afecten—, en realidad poseía un estrecho apego por la perfección y el detalle. Le gustaba ser preciso en todo lo que hacía y no permitía errores en su vida diaria. Era meticuloso para citar datos exactos y los ponía a prueba sin miedo alguno. Es más, si no hubiera sido tan popular y querido, cualquiera diría que dentro de él habitaba un ñoño leyendo comics y viendo películas de ciencia ficción.

A Carla me la presentaron en condiciones muy similares. También fue pasante en una empresa donde yo trabajaba años después. Me acuerdo que paralizó a la oficina cuando llegó. Era una mujer que llamaba de inmediato la atención por su espigada figura y notable belleza. Aunque era muy simpática, al hablar con ella, dejaba una leve impresión de bobería y simplismo en su conversación. Era como un velero en alta mar que viraba hacia la dirección donde soplaba el viento. No mostraba su inteligencia y poder de deducción, prefiriendo no provocar confrontaciones derivadas de sus opiniones.

Un día, mientras procrastinaba en Facebook, encontré una fotografía de Carla y Esteban abrazados en alguna fiesta, con un pie de foto que decía que eran pareja a partir de una fecha determinada. Fue una de esas coincidencias digitales que lo dejan a uno contrariado y confundido. Aunque todos trabajamos en la misma industria, no tenía idea cómo se habían conocido y en qué momento se enamoraron.

Habiéndolos conocido por separado, jamás imaginé que esos dos terminarían juntos en una relación. No porque alguno tuviera un defecto irreconciliable, ni porque los considerara incompatibles, sino por lo opuestas que me resultan tanto personalidades como sus gustos.

El viejo cliché dicta que "los opuestos se atraen", basado vagamente en física y los polos electromagnéticos. El positivo y el negativo se unen mientras que los del mismo tipo se repelen, pero en término de relaciones, ¿es cierta esta teoría?

Como todo en esta vida, yo creo que depende de los casos en específico y no se debe de generalizar. Una persona que fue criada de cierta forma y encuentra en otra una manera diferente de ver la vida, es probable que experimente un grado de curiosidad y se sienta atraído hacia las nuevas ideas. La atracción suele ser producto de nuestras propias deficiencias y las cualidades del otro nos sirven para satisfacerlas. De ahí que digamos que buscamos un complemento en la pareja.

No obstante, cuando las diferencias son demasiado pronunciadas, la falta de cohesión y las múltiples discrepancias terminan, tarde o temprano, siendo motivo de discusión y controversia. La pregunta deja de ser, entonces, si los opuestos se atraen, y se convierte en, ¿cuánto tiempo pueden permanecer unidos?

No pasó mucho desde que vi el noviazgo de mis amigos en persona. Fue en el cumpleaños de un amigo en común. Carla y Esteban se veían disímiles pero felices. Eran una pareja dispareja cuya única similitud a simple vista parecía ser que ambos eran guapos. Pronto descubrí que en lo emocional, también estaban intensamente entrelazados.

Al hablar con cada uno por su lado, ambos citaron que habían encontrado en el otro a alguien que tuviera la misma pasión y gozo por la vida en familia. Cualquier pretexto era bueno para convocar a los consanguíneos, desde comidas, reuniones y partidos de futbol, hasta bautizos, comuniones y bodas. Los dos entendían la importancia mutua de pasar tiempo con la parentela y, de alguna manera, se estaban encaminando a formar la propia.

Los opuestos se pueden llegar a atraer, pero debe de existir un lazo común entre ellos que sea tan fuerte como para soportar las asperezas que las disparidades fomenten.

Twitter: @anjonava

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