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¿Dónde conozco a alguien para tener una relación?

Dónde conocer a alguien para tener una relación / Foto: Thinkstock
Dónde conocer a alguien para tener una relación / Foto: Thinkstock

Encuentro en el evitar el comedor de mi oficina un gran placer. Sé que a la larga termino perdiendo dinero, pero lo reembolso con el par de horas que obtengo para despejarme de la rutina al ir a algún restaurante cercano y después tomar una buena taza de café. Placeres pequeños para soportar el peso de lo cotidiano.

También aprovecho ese tiempo para ponerme al corriente con la vida de diferentes amistades. Hace poco, por ejemplo, comí con Luis, con quien no había hablado en varios días. Él me preguntó por mi novia y yo por sus conquistas, sin embargo, me contestó con otra pregunta:

—¿Cómo conoce uno a alguien?

—Abriendo la mente —respondí.

—O sea, ¿al bajar mis expectativas? —preguntó.

—No necesariamente —dije—. El secreto es conocer a toda clase de personas, escucharlas, analizarlas y, quién sabe, tal vez descubras cualidades que antes desconocías.

—Pero, ¿en dónde?

—Tú sales mucho de noche —le recordé—. No deberías tener ningún problema para conocer a alguien interesante en los cientos de bares que tiene esta ciudad.

—No, pero estamos hablando de cosas distintas —me interrumpió—. No se trata de conocer gente para pasar la noche, eso es muy fácil, yo hablo de alguien para compartir la vida.

Me quedé callado, en medio de los miles de pensamientos que pasaron por mi cabeza. Luis tenía razón. El problema no tenía nada que ver con una aventura pasajera, como yo estaba pensando, sino en algo más trascendental. Seguí comiendo y en ese momento le contesté:

—No tengo idea.

Desilusionado, Luis hizo lo propio y cambiamos el tema a eso de lo que tratábamos de huir, o sea, trabajo.

Sin embargo, la inquietud de mi amigo se quedó conmigo después de vernos. Me hizo repasar muchas de las relaciones que me rodeaban, incluyendo la mía y preguntarme, ¿dónde se conocieron todas esas parejas?

Quizá el sitio más popular que encontré fue, precisamente, el trabajo. Como alguna vez me dijo una jefa, "Es lógico enamorarse en la oficina, al final de cuentas, es el lugar en donde uno pasa más tiempo, y cada día se ve al adefesio de al lado menos feo". Supongo que tenía razón, los empleos son el equivalente de la escuela en la vida adulta y, por mera probabilidad, el espacio donde podría aparecerse alguien valioso.

A pesar de ello, yo trataría de evitar los ligues de oficina a toda costa, a menos que el ser en cuestión realmente lo merezca. El problema es que es muy fácil caer en patrones cómodos y perezosos. Entonces, si se dan tantas relaciones en los ambientes laborales porque es allí donde uno está la mayor cantidad de sus horas, entonces podríamos tratar de reproducir el fenómeno, por ejemplo, volvernos asiduos a un mismo lugar sin que de éste dependa nuestro sueldo.

Desde una cafetería hasta un gimnasio, pasando por un parque o un bar, la regularidad y la frecuencia con la que se visita un sitio abre muchas oportunidades. Ayuda a cualquiera a convertirse en una cara conocida, en alguien que con el tiempo inspira confianza, porque se siente holgado de estar en un lugar en el que ya conocen su nombre.

Los nuevos lazos se entablarán solos, se crearán conexiones y éstas formaran una cadena cada vez más larga. La nueva rutina fomentará nuevas amistades y con ellas otros intereses. Surgirán rostros nunca vistos y con ellos pláticas, muchas pláticas. Detonarán planes distintos con gente distinta, presentaciones, saludos y el decir varias veces en un día "mucho gusto".

Siempre he creído que las mejores relaciones son las que surgen de la casualidad, pero a veces hay que echarle la mano.

Twitter: @anjonava

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