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#CuestiónDeAmor: novio de fin de semana

En México tenemos una frase muy característica de nuestra idiosincrasia que pregunta con ironía, “¿Qué tanto es tantito?”. Con ella, cuestionamos los límites de cualquier cosa con el único fin de tratar de estirarlos hasta llegar al punto de la transgresión.

Encontrar a alguien que por circunstancias muy particulares no podemos frecuentar
Encontrar a alguien que por circunstancias muy particulares no podemos frecuentar

Hace unos días recibí un correo de Tania, quien me recordó el dicho anterior al describir su caso. Escribe que desde hace dos años está con un novio que trabaja en la Armada de México y por tal razón, lo ve únicamente los fines de semana. Ella reconoce que, por lo menos de su parte, “no falta amor”, pero tiene miedo que la relación se vuelva “monótona y aburrida”.

Hasta ese momento parece una situación por la que varios de nosotros hemos pasado: encontrar a alguien que por circunstancias muy particulares no podemos frecuentar como nos gustaría. A quien por la naturaleza del amorío nos vemos obligados a extrañar. Vivir en ciudades distintas, trabajos demandantes o, simplemente —como le pasó a un muy querido amigo— por decisión propia, son unos cuantos de los motivos que pueden desembocar en estas instancias. ¿Puede sobrevivir una relación así? Depende.

Tania sigue y narra que en este tiempo ha cortado con su novio al menos tres veces y, en cada una, ha estado involucrada por lo menos un tercero. Las primeras dos él empezó a salir con otras mujeres y durante la tercera ella ya estaba con otra persona cuando él la buscó. Sin embargo, al retomar su noviazgo, ella conoció a un tipo en su escuela del que también cayó enamorada. Tania reconoce que todo era “amor y lindura hasta que él [su novio] entró a trabajar ahí” y se pregunta cuánto más debe soportar (ya que argumenta que lo ama y extraña) o si, de forma definitiva, tiene que intentar encontrar algo más.

Alguna vez, hace muchos años, mi psicóloga me hizo ver que el amor es como la jardinería: para que “se dé”, es necesario cuidarlo, regarlo, abonarlo, nutrirlo y sobre todo, fumigarlo para erradicar posibles plagas. Al igual que en la botánica, cada relación es distinta, y así como hay plantas que necesitan de mayor dedicación y esfuerzo, otras crecen bajo la sombra con muy poca cantidad de agua.

Uno debe de identificar qué tanta atención demanda el compromiso en el que se está, para determinar si se es capaz de enfrentarlo. En el caso de Tania, a mí, en lo personal, me queda claro que la distancia entre ambos no está ayudando a que el amor florezca. Los dos encontraron en más de una ocasión sustitutos con los cuales compartir durante el tiempo en el que no estaban juntos. Tania y su novio deberían reconocer que mientras exista esa condición entre ellos —y que suena complicadísima de cambiar— no tendrían por qué seguir intentando.

Hay otras parejas que pueden sobrevivir meses e, incluso años, lejos el uno del otro, y que su realidad no solo no los separa, sino que fortalece el lazo entre ellos. Estamos quienes necesitamos de la convivencia diaria, del contacto físico, de la risa, de las aventuras cotidianas y demás factores que solo se dan con la constancia. Al final del día, en el amor uno sí puede determinar qué tanto es tantito.

@AnjoNava

Si quieres compartir tu caso escribe a: anjo.nava@yahoo.com