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#CDMA: La paradoja de la tolerancia

Al lo largo de los tres años que tiene de vida este espacio, he compartido algunas de las situaciones por las que han pasado diferentes amigas con respecto al amor de pareja y demás relaciones. Esta vez narraré la forma en la que perdí a una de ellas.

Todo empezó una mañana común y corriente en la que estaba procrastinando en la herramienta más eficiente que ha creado el ser humano para ese fin: Facebook. De pronto, como suelen aparecer esas publicaciones amarillistas donde se ve un pobre perro sin quijada o unos infantes en África tomando agua de un bebedero para cerdos, me topé con algo que me pareció igualmente aterrador. Una amiga había compartido la entrada de un blog que decía algo así como, “Bruce Jenner no es ningún héroe”.

Bruce dejó de ser Bruce y a partir de ahora, legalmente se le conocerá como Caitlyn, una mujer transgénero.
Bruce dejó de ser Bruce y a partir de ahora, legalmente se le conocerá como Caitlyn, una mujer transgénero.



Por si alguien no está enterado, Bruce Jenner es un medallista olímpico que saltó a la fama hace unos años por el programa de televisión Keeping Up with the Kardashians, una serie documental que sigue la vida de Jenner, junto a su esposa Kris, sus hijas Kendall y Kylie, así como las hijastras que le dan nombre al show, Kourtney, Kim y Khloe Kardashian. Sin embargo, hace algunas semanas, Bruce apareció en la portada de la celebrada revista femenina Vanity Fair, presentándose al mundo como Caitlyn Jenner.

Antes de semejante paso, el exatleta se sometió a un tratamiento hormonal para iniciar su transformación de género, la cual desembocó en la controvertida tapa de la publicación. En la entrevista, Jenner reconoció que también se realizó una cirugía de feminización de facciones, así como un procedimiento para aumentar su busto. De esta forma, Bruce dejó de ser Bruce y a partir de ahora, legalmente se le conocerá como Caitlyn, una mujer transgénero. Sus motivos no tienen lugar a este relato. Sólo la noticia anterior que fue lo que detonó el conflicto que yo tuve.

De regreso a Facebook, no pude dejar de leer el artículo que compartió mi amiga. Se trataba de una diatriba sobre por qué las acciones de Bruce Jenner no deberían ser consideradas heroicas, justificando su rechazo con argumentos meramente religiosos.

De inmediato le escribí un mensaje privado para cerciorarme si al compartir el texto, también compartía los puntos de vista ahí manifestados. Me respondió que sí, aunque aclaró su opinión sobre la transexualidad no provenía ni estaba influenciada por su religión, “sino de la ciencia”. Al respecto di por sentado que nunca había conocido o tratado con una persona transgénero, a lo que me respondió:

“Tienes razón solo he tenido trato con desconocidos, no tengo ninguna amistad transexual. No quiero que tengas la impresión de que los considero infrahumanos, son humanos y tienen dignidad pero no estoy de acuerdo en gloriar eso” [sic].

Y, después remató escribiendo:

“Pero como dijiste en fin, acordemos en que no estamos de acuerdo” [sic].

Respiré hondo y empecé a acribillar el teclado de mi laptop. Le escribí que no, no estaba de acuerdo y que para mí el tema era algo de mayor complejidad. Mi postura iba más allá de un discrepancia, para mí es la lucha de igualdad. Yo sí celebro cuando la legislación de un país permite que una pareja del mismo sexo se case o adopte a un bebé. Yo sí celebro cada vez que una mujer recibe un trato equitativo en la empresa donde trabaja o cada vez que un hombre se queda en casa para cuidar a los niños sin sentirse menos hombre. Cada vez que una persona que desea cambiar de género lo logra con el respaldo y la aceptación de la sociedad en la que vive. Yo sí celebro a Caitlyn Jenner y a una publicación como Vanity Fair por tener las agallas de presumírsela al mundo. Porque todos los seres humanos somos merecedores de los mismos derechos.

En mi mensaje, quise ser muy contundente al momento de explicarle a mi amiga que su religión —y la de cualquier individuo— era una cuestión tan personal como respetable, pero que al difundir posturas retrógradas y conservadoras, a mí sí me ofendió.

Me despedí de ella, la borré de la red social y me puse a trabajar.

@AnjoNava 

Escribe tu pregunta a anjo.nava@yahoo.com

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