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#CuestiónDeAmor en las #CDMA: Amigos y rivales

Estoy seguro de que el amor y los abusos que se cometen en su nombre, son más embriagantes y tiene peores consecuencias al día siguiente que una borrachera. La resaca moral que provoca este sentimiento no se quita con un par de aspirinas, ni tomando varios litros de agua; es inmune a los hotcakes, chilaquiles, Gatorades o demás remedios caseros para aminorarla. Los impulsos y acciones provocados por el deseo de entablar una relación son muchas veces más peligrosos que el haber consumido galones de ginebra con un celular en la mano cargado de números telefónicos con el cual enviar textos en la madrugada.

Como pasa en este mundo territorial, de celos y pertenencias, lo que parecía ser algo inofensivo se convirtió en una rivalidad épica
Como pasa en este mundo territorial, de celos y pertenencias, lo que parecía ser algo inofensivo se convirtió en una rivalidad épica



Cris, una lectora de la Ciudad de México, escribió un correo a este espacio en el que narró un sentimiento semejante, “Me siento una persona horrible”. A sus 21 años, edad en la que oficialmente se puede beber en todo el planeta, ya experimentó algunos de los efectos adversos del ligue casual.

Ella explica que hace poco volvió a entablar contacto con un amigo del pasado, un chico que había conocido tiempo atrás mientras aún estudiaba. “Quedamos de vernos y empezamos a salir en bola, en plan de amigos, bueno eso entendí”, escribió. Cris no detectó a tiempo las verdaderas intenciones del encuentro, por lo que no dudó en dejarse llevar con alguien más, “Entre los amigos que me presentó, me gustó uno de ellos y, de hecho, me invitó a salir”.

Pero como pasa en este mundo territorial, de celos y pertenencias, lo que parecía ser algo inofensivo se convirtió en una rivalidad épica, al menos para los dos amigos que quedaron enemistados por el mismo interés. “Después de que salí una vez con él”, confiesa Cris, “me dijo que nuestro amigo [el que los presentó originalmente] estaba muy enojado, le dijo: ‘¡Güey, neta! ¡Salir con la vieja que me late!’ Ahora ya no se que hacer, el primer chico no me gusta nada, pero no quiero interponerme en una amistad saliendo con el segundo.”

Lo que Cris tiene que saber es que no le debe nada a su conocido de la escuela, no sostenía un compromiso formal con él ni existía nada que los uniera, inclusive, ella ni siquiera entendió que el tipo había interpretado el asunto como una cita. Si a Cris le gustó más el segundo, y si es lo que ella en verdad quiere, entonces yo le sugeriría seguir adelante con el idilio. Por lo mismo, no es necesario ofrecerle ningún tipo de aclaración al compañero que los presentó, a menos que éste la enfrentara y se la pidiera, ya que solo estaría aceptando una dosis de culpa de la que estoy seguro no tiene. La vida es demasiado corta para vivir con el remordimiento de lo que pudo pasar y no de lo que en realidad pasó.

El trabajo de mantener la amistad entre los dos amigos es responsabilidad exclusiva de los dos amigos y ella no tendría que intervenir en absoluto. Además, siendo francos, no hay pelea entre caballeros que no se solucione con unas cervezas de por medio.

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