No te dejes engañar por las etiquetas

Si alimentarte bien para cuidar tu salud y conservar tu figura forma parte de tu estilo de vida, seguramente le prestas especial atención a las etiquetas de los alimentos a la hora de comprar en el supermercado. Sin embargo, de nada vale que mires el contenido de azúcar, grasas y carbohidratos si no puedes descifrar el significado de algunos términos engañosos que suelen aparecer en las etiquetas de los productos envasados.

Por ejemplo, si crees que la palabra "magro" en los paquetes de carne molida significa que no tienen absolutamente ninguna grasa, estás equivocada. La carne de res molida puede ser etiquetada como "magra" siempre que no sobrepase el 22.5 por ciento de grasa. Es por eso que la carne de hamburguesa magra al 85 por ciento contiene hasta 15 gramos de grasa. Esto quiere decir que, si te comes dos hamburguesas pequeñas, podrías estar consumiendo la mitad de la grasa que debes incluir en la dieta de todo un día. La próxima vez que compres carne molida para preparar hamburguesas, fíjate en que no contenga más de un 10 por ciento de grasa, para que sea realmente una carne "magra".

Algo semejante sucede con la carne molida de pavo, la cual suele ser considerada como una opción más saludable que la carne de res. Sin embargo, el pavo molido puede tener tanta grasa saturada como la carne de res molida, cuando se muele la carne oscura y la piel junto con la carne de la pechuga. Para evitar que te pasen "gato por liebre", escoge siempre los paquetes con el 99 por ciento de carne de pavo sin grasa, que contienen solamente la carne blanca. O compra los paquetes de pechuga sin piel ni huesos y pídele a tu carnicero que la muela.

Otro término bastante confuso, que está muy de moda, es "natural". Es posible que los ingredientes utilizados para procesar un alimento sean naturales, pero una vez que se procesan dejan de serlo, por lo que al llegar a tu plato ya no merecen ese calificativo. Acostúmbrate a preparar tus propias salsas, por ejemplo, para acompañar las pastas integrales, con tomates naturales, en lugar de las salsas envasadas. Agrégale los vegetales de tu preferencia, y obtendrás un plato más saludable y realmente "natural".

Eso sí, cuando compres esos vegetales, no te dejes engañar por la palabra "fresco", que suele acompañarlos. Que sean frescos no significa que esos alimentos no estén contaminados con pesticidas, ácidos, soluciones de clorina, ceras o tecnologías como irradiación o tratamiento a presión ultraelevada. ¿Cómo hacer para que recobren su frescura? Nunca ingieras vegetales, sobre todo crudos, sin haberlos lavado antes con abundante agua corriente, bajo el chorro del grifo.

Por último, recuerda siempre que "desgrasado" no quiere decir que un alimento esté completamente libre de grasas, sino que contiene menos de un gramo de grasa por porción individual. El secreto está en controlar las porciones, pues comerte cinco galletitas "sin grasa", cuando el tamaño de la porción es una sola galletita, te hará consumir más de 4 gramos de grasa, los cuales no tardarán en hacerse notar en tu cintura.

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