Comer soja, salud garantizada

Es una de las legumbres que tiene más cualidades. Tantas, que dicen que hasta puede ser la alternativa de la carne o de la leche animal para los vegetarianos. Además de ser aceptada muy bien por el aparato digestivo, contiene aminoácidos esenciales que benefician mucho nuestro organismo.

Foto: Thinkstockphotos
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Los orientales, que en general descubrieron todo primero, ya la conocían desde hace miles de años. Pero este vegetal, casi mágico, que tiene diferentes formas para su consumo, consta de unas cuantas propiedades más. ¿Quieres conocerlas? Sigue leyendo...

En distinto packaging

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Grano: también llamadas judía o poroto, es la manera más usual en que se vende en el mercado y es muy nutritiva porque contiene proteínas, vitaminas y minerales.

Brotes: se usan en ensaladas y en comidas saltadas. Son algo crocantes y contienen proteínas, carbohidratos y fibra.

Aceite: aunque no sirve para freír, ya que adquiere un aroma desagradable, crudo es muy rico y sano para las ensaladas. Es una buena fuente de ácidos grasos esenciales poliinsaturados, sobre todo el linoleico y el alfa-linolénico, y tiene lecitinas (componente que se encuentra también en la yema de huevo).

Leche: muy similar a la de vaca, es nutritiva y no tiene lactosa ni colesterol.

Salsa: se saca del poroto y tiene bastante agregado de sal. Sirve para realzar el sabor de las comidas, y se usa mucho en los menús orientales.

Harina: podemos encontrarla en su versión integral o desgrasada, y en una masa puede prescindir del huevo debido a su contenido de lecitina.

Tofu: es un queso oriental que contiene un alto valor proteico y 9 aminoácidos. Además, aporta hierro y potasio.

Milanesas: es una versión muy similar a las clásicas de carne o pollo, pero tienen la ventaja de ser bajas en calorías, por supuesto que cocinadas al horno.

Sus bondades

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Las casi interminables cualidades que derivan de esta semilla la vuelven uno de los alimentos más completos, especialmente cuando no se consume ningún tipo de carne.

Rica en calcio: casi de la misma manera que la leche de vaca, este grano contiene el mismo mineral que beneficia mucho a los huesos. Por eso, suelen recomendarla para los que son intolerantes a la lactosa.

Buena para los problemas femeninos y masculinos: puede reducir el exceso de estrógenos que se forman antes de menstruar en las mujeres. Eso aplaca los cambios de humor y los sofocones típicos del período previo. Asimismo, también beneficia a los hombres, debido a que tiene unos componentes reductores de las hormonas que producen el riesgo de cáncer de próstata.

Hipertensión y circulación de la sangre: por su alto contenido de potasio, se reduce el efecto del sodio que retiene los líquidos. Es buena para el corazón, los riñones y los nervios y, junto con el magnesio, se vuelve ideal para el tratamiento de la hipertensión arterial.

Diabetes: tiene la ventaja de estabilizar los niveles de azúcar en la sangre, por eso es importante que los enfermos que padecen este mal la incluyan en su dieta.

Las virtudes se multiplican

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Los especialistas aseguran que su ingesta diaria es una buena forma de prevenir el cáncer de estómago, de colon, de mama, y de útero, entre otros. Por otra parte, contiene bastante fibra, por lo que evita el estreñimiento. También sus aceites son tan nobles que sirven para hacer diferentes cremas y mascarillas. Según se dice, los chinos la usan hasta para curar verrugas.

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