Ahorra energía: cómo aislar la casa térmicamente

Muchos de nosotros a veces queremos hacer algo por la ecología y no sabemos por dónde empezar. Un buen comienzo puede ser el ahorro de energía, porque cuando hace demasiado frío o calor solemos consumir más electricidad, gas, leña y agua (en algunos casos). Pero tampoco queremos perder el confort porque a nadie le interesa volver a la edad de piedra. Sin embargo, hay una manera de lograr ambas cosas: aislar la casa térmicamente y obtener las comodidades necesarias. Asimismo, además de favorecer a la naturaleza, este método trae otras ventajas como bloquear el ruido de la calle, el clima interior se vuelve más agradable (al haber menos pérdidas de aire) y sobre todas las cosas, ahorramos dinero.

Foto: iStockphoto
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Aquí, algunos consejos:

El techo y el entretecho: los especialistas recomiendan comenzar por esta zona de la casa, debido a que el calor sube y se escapa por allí. En la actualidad cada vez hay más recursos para aislar una vivienda del clima. Una de ellas es manejar la temperatura a través de la altura del cielorraso. Cuando está alto, el clima interior suele ser más fresco que cuando está bajo. Una forma muy económica de que el ambiente se mantenga templado en un lugar muy soleado es con las membranas de aluminio, debido a que los rayos se reflejan y se desvían. La misma función pueden cumplirla las pinturas refractarias. Algo un poco más extravagante pero que ayuda mucho a apartar el sol es construir techos de césped. Pero es importante que estén bien aislados de la humedad.
Por el contrario, cuando deseamos retener el clima cálido y los techos son demasiados altos podemos bajarlos y colocar, entre membrana y membrana, materiales aislantes como planchas fibra de vidrio o de poliuretano expandido. En ocasiones también se utilizan unas bolitas de arcilla cocidas y expandidas que se llaman arlita.
También debemos tener en cuenta los altillos en las casas. Estos deben contar con una ventilación adecuada (al menos de 2 aberturas) para que no se recalienten, trasmitiendo el calor hacia toda la vivienda.

Las paredes: es importante elegir el aislante adecuado para cada propiedad. De esto dependerá el clima, la humedad y el formato de la vivienda. Lo ideal es que en el momento de construirla se confeccionen muros con cámaras rellenas de alguno de estos materiales: lana mineral o fibra de vidrio en forma de borra, celulosa aislante ignifugada o borlas de arlita. Otros buenos aislantes son el yeso y la madera, pero hay que tener mucho cuidado con la humedad, especialmente en el segundo caso. El ladrillo hueco es otra alternativa muy utilizada en la construcción para este fin, ya que tanto al frío como al calor les cuesta atravesar este material.

En el caso de que la casa ya esté construida, podemos elegir el aislamiento de vertido. Se trata de un líquido que se sopla con un equipo neumático.

El piso: acá también podemos optar por la madera o por su imitación, que además aportan una buena estética al ambiente y son materiales confortables. La alfombra es otro de los recursos más utilizados, que sirven en especial para las zonas más frías.
Si la vivienda aún está en construcción conviene colocar debajo del suelo unas planchas de corcho o arlita. En algunos casos también se recomiendan las capas de fibra de vidrio flexibles.

Los vidrios y aberturas: en el momento de diseñar una morada es importante, de acuerdo con el clima del lugar, observar por dónde sale o se oculta el sol para obtener la mejor orientación. La doble circulación mantiene muy ventiladas las viviendas, especialmente cuando la zona muy cálida. El doble vidrio es un recurso que se utiliza mucho para contener el viento y el frío, asimismo sirve para aislar el ruido y el calor extremo. También es válida la utilización de cortinas en las ventanas, que no sólo contienen el viento sino que también evitan que entre demasiada luz cuando no la deseamos. Asimismo, podemos tener en cuenta los toldos para mantener fresco un espacio.

Muchas veces, las diminutas rajas casi invisibles hacen que la temperatura de un ambiente varíe demasiado. Por eso es indispensable taparlas. Por ejemplo, en las puertas y ventanas podemos colocar burletes o goma aislante. Las de vinilo y silicona son las que duran más. Pero debemos tener en cuenta que antes de colocarlas la superficie debe estar totalmente limpia para que no se despeguen.

Las ideas nunca se agotan y los recursos tampoco, basta un poco de voluntad para favorecer nuestro bienestar sin tener que destruir nuestro bien más preciado: la naturaleza.

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