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La crinolina: una moda polémica del siglo XIX

La crinolina: una moda polémica del siglo XIX

Seguramente no recuerdes ni una película “de época” en la que sus protagonistas femeninas no las llevaran. Y es que, las mujeres del siglo XIX, más precisamente durante algunas décadas de la era victoriana inglesa, usaban faldas gigantescas, cuyo volumen se debía a la crinolina o miriñaque que llevaban debajo. Pero, ¿cuán cómodas eran? ¿Representaban un peligro? Te contamos lo que se decía entonces, y te damos algunos ejemplos sobre su uso en la moda actual.

Enaguas gigantes

A partir de 1850, el foco de atención de la moda se centró principalmente en las faldas, y no tanto en la cintura, como ocurría anteriormente. Es así como los primeros modelos comenzaron a adquirir un tamaño cada vez más ancho, y los materiales de los cuales estaban hechas necesitaron más soporte. Si bien el problema se resolvió durante un tiempo con capas de enaguas (incluyendo crinolinas de pelo de caballo), el peso de la tela en expansión requirió de algo más estructurado y rígido, explica el sitio del Museo Victoria & Albert, de Londres.

La moda de las crinolinas

Es así como nació la crinolina enrejada, en junio de 1856, como una alternativa más práctica. Fabricada con aros de acero de muelle, su diámetro crecía desde la cintura hasta el suelo, y era sostenida con cintas de algodón. Así fue como la emblemática figura “de campana” de las mujeres de entonces, quedó bien estructurada. Sin embargo, su diseño incómodo no pasó desapercibido. Una revista satírica de la época, llamada ‘Punch’, apodó a la moda de las crinolinas “crinolimanía”, burlándose además de la dificultad que tendrían las mujeres de subirse a un carruaje. En su momento, también se llamó la atención a que su gran tamaño causara accidentes e incendios, ayudados sin dudas por los materiales altamente inflamables por los que estaban compuestas (muselina y seda)

Vestido con crinolina en el Museo Victoria & Albert. Foto: Twitter.com/V_and_A/
Vestido con crinolina en el Museo Victoria & Albert. Foto: Twitter.com/V_and_A/

Si bien mucho se ha dicho sobre la peligrosidad en el cuerpo humano del uso frecuente de estas prendas, según la fuente antes mencionada, las crinolinas se veían rígidas, pero el acero de muelle era increíblemente flexible y podría ser comprimido con facilidad. Las mujeres aprendieron a caminar bien con ellas y a sentarse sin revelar su ropa interior (aunque a veces ocurrían accidentes)

En 1862, la forma acampanada de la crinolina mutó, volviéndose más lisa adelante y acentuando el volumen detrás.

Nuevas versiones

Como sabrás, lo antiguo tiene la costumbre de volver, y es por eso que el año pasado se vieron crinolinas en el desfile de la colección otoño-invierno de Jean Paul Gaultier, como resalta la revista Vogue.

Para esta temporada, el diseñador francés Stephan Rolland sorprendió con crinolinas en faldas de tonos monocromáticos, combinadas con chiffon y acentos dorados, como explica la revista de moda Schön!.

Crinolina elegante de Stephen Rolland. Foto: Getty Images
Crinolina elegante de Stephen Rolland. Foto: Getty Images

También, existen otras versiones para faldas cortas, como las de la firma H By Hakaan Yildirim, para su temporada primavera-verano 2015.

Versión corta de H By Hakaan Yildirim Spring. Foto: Getty Images
Versión corta de H By Hakaan Yildirim Spring. Foto: Getty Images

Pero las crinolinas no son la primera moda, ni, probablemente, la última, en generarnos estas incomodidades corporales. Otras “torturas”, conocidas, según el periódico The Wall Street Journal, podrían ser:

  • Los tacones altos, generadores de dolores y esguinces de tobillos, entre otras problemáticas

  • Los bolsos demasiado grandes, ya que, supuestamente no deberíamos cargar más del 10% de nuestro peso corporal en ellos.

  • Los pantalones demasiado ajustados, que podrían causar compresión nerviosa e interferir con la digestión.

Y tú, ¿usarías crinolinas? Cuéntanos

@Barbaraine