Comer basura

¿Qué comemos? ¿Qué les damos de comer a nuestros hijos? Si bien cultivar buenos hábitos alimentarios es una costumbre que va in crescendo, la falta de tiempo muchas veces nos lleva a comer cualquier cosa, rápido, que nos dé saciedad y punto. Y lo mismo hacemos con los niños, a quienes además las cadenas de comidas rápidas tientan con muñequitos, cajitas, y demás abalorios.

El otro día, entré en uno de estos sitios de comida rápida a comprarme una ensalada, y me impresionó mucho ver a un chico de unos 14 años, que iba solo y vestido con uniforme de colegio, llevarse una bandeja con dos hamburguesas de esas de tres pisos y un vaso gigante de bebida cola.

Grasas trans, excesos de sal y ningún nutriente - Thinkstockphotos
Grasas trans, excesos de sal y ningún nutriente - Thinkstockphotos

La expresión "comida chatarra" fue creada por Michael Jacobson, el director del estadounidense Centro para la Ciencia en el interés público, en 1972, y designa a todos aquellos alimentos que no poseen valor nutricional.

Si una persona consumiese comida chatarra todos los días tendría más probabilidades de padecer enfermedades sanguíneas, obesidad, diabetes y colesterol alto.

En 2004, un documental que se volvió célebre, Supersize Me (súper engórdame), del cineasta independiente Morgan Spurlock, quien preocupado por los altísimos índices de obesidad en EE.UU se sometió a sí mismo a ingerir las tres comidas diarias, todos los días, durante un mes, en una de estas famosas cadenas de fast-food. El resultado: sensación de adicción por ese tipo de comida, estado depresivo, marcada deficiencia en su vida sexual, un hígado altamente graso, elevados niveles de azúcar en sangre. El riesgo era tener un ataque cardíaco o padecer de diabetes.

En mi país, Argentina, como en otros países de Latinoamérica, un análisis de los principales hábitos a la hora de comer determinó que se consume un 50 por ciento más de grasas y calorías que lo recomendado.

Según cifras de la Oficina de Defensoría de los Derechos de la Infancia de México, el 40% de los niños mexicanos sufren de obesidad y son candidatos a ser diabéticos.

El año pasado, una recomendación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) pedía a los gobiernos que asumieran la responsabilidad de restringir la publicidad de alimentos "chatarra", que se destinan particularmente a los niños y que se caracterizan por alto contenido de sal, azúcar y grasas peligrosas. El doctor Timothy Armstrong, especialista de la OMS, advirtió que las enfermedades no contagiosas ocupan el 90% de las muertes tempranas en los países de escasos y medianos ingresos, donde la obesidad es cada vez un problema mayor.

"De los 42 millones de niños menores de 5 años que viven en todo el mundo con obesidad o sobrepeso, 35 millones viven en países pobres", señaló Armstrong.

El tema sigue siendo lo suficientemente alarmante como para que la OMS no cese en su afán por disminuir el consumo de alimentos chatarra y aumentar el de productos sanos. Y ahora, ante la inminencia de las Olimpíadas en Londres, ha hecho un llamado a excluir a los anunciantes de este tipo de comida durante el evento deportivo.

Dime algo: ¿Tú les das de comer a tus niños estas cosas?

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