¿Por qué fracasan los tratamientos dentales?

La tecnología avanza y es difícil para algunos dentistas estar al día en cuanto a nuevas técnicas de tratamiento o novedosos materiales dentales se refiere. Incluso, el estar vigente no garantiza el éxito de un tratamiento dental.

El fracaso de los tratamientos dentales es un tema mucho más común de lo que se piensa. Por más bueno que pueda ser un dentista, siempre estaremos expuestos a la posibilidad de perder un diente a causa de un tratamiento dental equivocado.

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Una excusa frecuente que escucho entre los colegas es: “El único dentista que no se equivoca es aquel que no trabaja”. Y en parte tienen razón. No existe un solo dentista que no haya tenido un fracaso durante su carrera. Es de humanos equivocarse.

¿Por qué fallan?
Los trabajos odontológicos son falibles porque somos nosotros, los dentistas, quienes hacemos todo el trabajo, y debemos llevar a cuestas la responsabilidad de otros integrantes del proceso. Por ejemplo: nosotros preparamos los dientes de un paciente para recibir un trabajo (prótesis, pieza, puente) que será elaborada por otra persona en un laboratorio, a quien también puede fallarle el cálculo, cometer un error trivial, y esta persona en el laboratorio, a su vez, trabaja con materiales dentales fabricados por otros que también pueden hacer algo mal durante la confección.

Un error desde el principio puede arrastrarse durante todo el proceso. Aquí algunos ejemplos comunes.

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¿Por qué fracasan las restauraciones dentales?

Restauraciones dentales. Necesitan de una variedad de factores que debe cuidarse para asegurar su buena retención y permanencia en la boca. Errores en el proceso, tales como contaminación con saliva, mala aplicación de materiales, mala calidad del material, una deficiente toma de moldes, tiempos de manejo de materiales inadecuados, clima, etcétera, son factores que por pequeños que parezcan se hilan, como un efecto dominó, hasta llevarnos al fracaso final, si no se saben controlar desde el principio.

Amalgamas dentales. Fueron un éxito durante cientos de años, y ahora se han convertido en un fracaso por lo venenoso del mercurio.

Nuevas resinas. Hermosas e imperceptibles en los dientes, debido a su amplia gama de colores, fracasan comúnmente por mal manejo del dentista, independientemente de su calidad.

Nuevos puentes removibles flexibles. Quisieron sustituir a los antiguos de metal, sin embargo, fracasan porque su flexibilidad los entierra en las encías al masticar.

Puentes fijos. Mal diseño de fuerzas, materiales mal horneados o dientes no preparados correctamente, pueden colapsarlos.

Implantes dentales. Fracasan por la mala calidad en la fabricación del implante, por la mala técnica de aplicación e incluso por un mal diagnóstico al reconocer sin certeza que el paciente es candidato para llevar uno de estos.

Endodoncias. ¿Por qué fracasan? Hay infinidad de razones: una mala técnica por parte del dentista, contaminación, materiales inadecuados. O simplemente se quiebran por mala reconstrucción.

Cirugías o extracciones. Tenemos la pésima costumbre de echarle la culpa al paciente por no cuidarse después de la extracción, pero la verdad es que muchos de nosotros tenemos la culpa: mal uso de anestesia, calentamiento excesivo del motor de la herramienta quirúrgica, falta de higiene en los materiales, entre otros motivos, suelen ser las causas de complicación de una extracción dental.

Podría citar cientos y cientos de fracasos en los tratamientos dentales. Si los analizamos podremos darnos cuenta de que todos ellos de alguna u otra manera son responsabilidad del dentista, laboratorio, o fabricantes (todos, personajes falibles).

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Sin embargo, no pretendo crear pánico; más bien alentarlos a buscar a esos buenos odontólogos que cuidan cada parte del proceso y que poco a poco se han ganado una buena reputación. Mi filosofía es hacer las cosas bien, dar garantía en todo lo que hago: así las personas tendrán un respaldo cuando algo falla y yo tendré la oportunidad corregir lo que he hecho mal.

Visita a tu odontólogo.

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Juan José Aguilar es cirujano dentista por la Universidad de Guadalajara, México, y especialista en odontología estética y restauradora. Cédula: 5711438.