Caries: ¿por qué duelen?

Muchas veces nos enteramos que tenemos una caries hasta que aparece una alarma imposible de ignorar: el dolor; éste puede ser leve y solo perceptible al comer algunos alimentos –bebidas frías o calientes, dulces o cítricos– hasta volverse algo agudo y constante, casi insoportable.

La caries dental, como quizá sepas, se trata de una infección, una enfermedad bacteriana que destruye paulatinamente las estructuras del diente. Cuando uno ingiere azúcares, los residuos en la boca se metabolizan por la placa bacteriana, al suceder esto, se generan ácidos que hacen descender el pH, es decir, lo vuelve más ácido, lo que desmineraliza la dentadura y la hace vulnerable al Streptococcus mutans, el principal microbio que provoca las caries.

Una vez que las bacterias han logrado perforar el diente, no se ocupan en extenderla hacia los lados, sino hacia el interior, cuando sucede esto, se infecta la dentina, que es la estructura interior y sensible del diente.

Siendo estrictamente específico, las caries no duelen cuando solo han afectado el esmalte, puesto que éste es realmente duro, tanto que los odontólogos debemos usar puntas de diamante para perforarlo; es hasta que se produce la infección en la dentina cuando comienza el dolor, incialmente, por estar expuesta y desprotegida, pero volviéndose mucho peor cuando la infección es tal que se produce pus en el interior como respuesta natural del organismo ante el ataque de los microbios.

Los analgésicos suelen ser un recurso común entre los pacientes con caries, sin embargo, no son recomendables más que momentáneamente, pues la única solución es retirar la parte cariada y reempastar cuando es posible o retirar la pieza cuando la infección está muy extendida.

La mejor forma de evitar la aparición de caries es tener una adecuada higiene bucal, cuidando especialmente los lugares donde se suelen retener restos de alimentos, como las muelas y entre los dientes, así no te tendrás que preocupar nunca por los tan temidos dolores dentales.