La trágica historia de la patrona de los odontólogos

¿De quién portaría una estampita en la cartera un odontólogo? Si es católico, sin duda sería de Santa Apolonia, quien aparece en la iconografía sosteniendo en una mano, curiosamente, unas pinzas dentales con una muela extraída y en la otra, una palma, símbolo del martirio.

Pero, ¿por qué se le representa así? ¿Fue ella una dentista muy piadosa de la antigüedad? Nada de eso, de hecho, su historia es bastante más trágica.

Corría la mitad del siglo III en Alejandría, cuando ésta formaba parte del Imperio Romano, en aquel entonces, los cristianos se convirtieron en objeto de terribles persecuciones, motivadas por las acusaciones de un mago-adivino que se hacía llamar Divino y aseguraba que serían ellos la ruina del imperio.

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Dionisio, el obispo de Alejandría en aquella época relató los sufrimientos de los fieles en una carta dirigida a Fabio,  obispo de Antioquía; algunos extractos de la carta se preservaron en Eusebius Historia Ecclesiae. En ellos se describe cómo un hombre y una mujer cristianos, Metras y Quinta, fueron  asesinados por la muchedumbre, Metras fue martirizado clavándole clavos en los ojos; a Quinta la sacaron de la ciudad arrastrada por los talones y la lapidaron, debido a que había insultado a los ídolos que le querían obligar a adorar. Dionisio continuó:

“En ese tiempo Apolonia, parthénos presbytis, era considerada importante. Estos hombres la agarraron también y con repetidos golpes rompieron todos sus dientes. Entonces amontonaron palos y encendieron una hoguera afuera de las puertas de la ciudad, amenazando con quemarla viva si ella se negaba a repetir, después de ellos, palabras impías, blasfemias contra Cristo o invocación a dioses paganos. Por petición propia, fue entonces  liberada, saltando rápidamente en el fuego, quemándose hasta la muerte”.

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Se sabe que en la época de su martirio, Apolonia ya era una mujer entrada en años, virgen, que había renunciado al matrimonio para dedicarse a la ayuda de su iglesia local como diaconisa.

Algunas versiones populares refieren que los dientes le fueron arrancados de uno por uno, como parte del tormento, otras aseguran que ni el fuego pudo acabar con la vida de la santa y que tras un tiempo en la hoguera, tuvieron que degollarla para lograr su último aliento.

Se dice que la gente recogió de entre las cenizas los dientes y fueron llevados como reliquias a diferentes templos y se exhiben en la catedral de Plasencia, en la iglesia de San Roque de Lisboa y en otras iglesias de Europa. Lo cierto es que el número de piezas dentales que se tienen por reliquias supera en mucho las 32 que tiene cualquier humano (eso, considerando que se recuperaran todas). Solo en Francia se conservan más de 500 dientes y muelas de la santa, con tremendas falsificaciones que algunas, incluso, se ha dicho que pertenecen a asnos.

Al margen de las reliquias falsas, y dado que el martirio de Apolonia implicara tan cruel ensaño con su boca, fue designada como patrona de los odontólogos y el 9 de febrero como día para conmemorar a ella y a sus protegidos.

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A ella se dirigen también para pedir su intercesión los que sufren de padecimientos dentales y que conste que el Papa Juan XXI, en uno de cuyos capítulos, De dolore dentium et gengivarum, escribió: “Fue concedido a Santa Apolonia virgen, que aquellos que la invoquen no tengan dolor de dientes durante todo el día”.

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Juan José Aguilar es cirujano dentista por la Universidad de Guadalajara, México, y especialista en odontología estética y restauradora. Cédula: 5711438.