Ejercitarte cuando estás enferma: los sí y los no

Ejercitarte cuando estás enferma: los sí y los no

¿La cama o el gimnasio? A veces, la decisión es fácil porque nos duele hasta la uña y no nos moveríamos de casa por nada del mundo. Pero otros días, nos parece que “con un poco de voluntad” podríamos levantarnos y entrenar.

Te damos algunas claves para detectar cuándo deberías suspender tu rutina de ejercicio físico y cuándo podrías seguir adelante con ella sin correr riesgos. Para que puedas elegir entre el pijama ¡o los tenis!

Cuando te duela el estómago, mejor suspende la rutina. Foto: Thinkstock.
Cuando te duela el estómago, mejor suspende la rutina. Foto: Thinkstock.

Si estás resfriada

Piénsalo dos veces antes de salir a entrenar. Estas recomendaciones del Dr. David Nieman en el portal del Colegio Americano de Medicina Deportiva podrían ayudarte a tomar la decisión correcta:

  • Si tienes congestión nasal o te molesta un poco la garganta, el ejercicio moderado podría estar permitido. Deja las actividades intensas para cuando los síntomas desaparezcan.

  • No te cures sudando. Es un mito muy peligroso; no existe evidencia científica de que esforzarte físicamente te ayude a recuperarte.

  • Si tuviste un resfriado fuerte o gripe, deberías hacer reposo dos semanas antes de retomar el ejercicio y, cuando lo hagas, que sea gradualmente.

Si te duele el estómago

En general, es preferible que te quedes en casa, especialmente si tienes vómitos o diarrea, porque podrías perder mucho líquido, advierte a Yahoo el Dr. Michael P. Angarone. El ejercicio podría hacerte transpirar y agravar la deshidratación. El experto agrega que los gérmenes que pudieron haberte provocado el malestar pueden ser muy contagiosos y sobrevivir en superficies duras: otro motivo suficiente para mantenerte lejos del gimnasio.

Tu cuello podría guiarte

Una buena manera de saber si debes hacer tu rutina como de costumbre a pesar de algunos síntomas podría ser la “prueba de la línea del cuello”, mencionada por la Clínica Mayo:

  • En general, podrías ejercitarte si tus síntomas son leves y se sitúan por encima del cuello (congestión nasal o tos, por ejemplo). Sin embargo, deberías reducir la intensidad y la duración de la actividad.

  • Suspende tu rutina si los síntomas están por debajo del cuello (pecho congestionado, trastornos estomacales o tos profunda).

Además, deberías evitar el ejercicio si tienes fiebre, fatiga o dolor muscular, advierte la institución mencionada. Y recuerda consultar a tu médico ante cualquier duda.