Debate candente: Pene vs. Clítoris

Texto: Elisa Botti

Si se le hiciera un entrevista al clítoris sobre sus atributos, lo que se dice de él, lo que se oculta, lo que le gusta y lo que tiene que decirle al pene… ¿qué respondería? Y su contraparte, el miembro masculino, ¿qué tendría para aportar? Un debate candente entre los protagonistas del placer. ¿Estás lista para encenderte con este par?

Hace unos días, encontré un artículo en el diario El País de España, donde se le hacía una entrevista exclusiva al clítoris. Me llamaron la atención algunas declaraciones de este particular órgano femenino. Así que, me pareció importante buscar la visión de la contraparte, y decidí preguntarle su opinión al pene, considerado por el psicólogo evolucionista Gordon Gallup, una “herramienta impresionante”. Los invito a un diálogo jugoso y revelador, donde el fiel exponente masculino se esmera, como siempre, por dejar bien parado al género que representa.

Es reconocida la fama que usted ha adquirido a lo largo de la historia, en relación al placer que puede llegar a provocar. ¿Considera que tiene competidores?

Con cierto aire de superioridad, adquirido a través de 5,000 años de cultura patriarcal, el pene responde:

Estimada, como habrá leído en la entrevista que se le hace al clítoris, hasta él reconoce que, a lo largo del tiempo, varios monumentos se han erigido en mi honor. Uno de los más antiguos es el falo tallado en basalto de 2.50 metros de altura, actualmente exhibido en el Museo del Louvre de París, en cuya superficie está escrito el Código de Hammurabi, un conjunto de leyes surgidas hace 3,800 años que expresan el dominio del hombre sobre la mujer y todo ser vivo. Esto demuestra mi supremacía sobre la especie femenina, ocupando un lugar de privilegio en el cuerpo del varón. Y no solo proporciono placer, soy el órgano encargado de asegurar la continuidad de la humanidad; cumplo, además, con una tarea que no es menor: orinar.

¿Cuál es su postura frente a la competencia entre la vagina y el clítoris, por obtener el primer puesto, a la hora de dar placer a la mujer?

Dicha rivalidad fue creada un siglo atrás por el padre del psicoanálisis, Sigmund Freud. Éste ignoraba la anatomía del clítoris o la del cerebro femenino. Lanzó entonces la teoría de que las mujeres eran inadecuadas o incompletas si solo tenían orgasmos clitóricos. Imagínese el enojo de este órgano que sabía que el orgasmo, como culminación del acto sexual de la mujer, pasaba solo por él.

En la actualidad, los neurocientíficos han demostrado que el orgasmo femenino corresponde por completo al clítoris. Esto deja fuera de toda competencia a la vagina. Eso sí, no sé si ella lo va a aceptar y si dejará de pelear por el primer puesto. Cuenta para ello con la ignorancia de muchas mujeres. Me apena que no pueda ser única, como en mi caso.

Popularmente se habla sobre la importancia de su tamaño. ¿Tiene algo que decir al respecto?

Según dos estudios etnográficos realizados sobre mí, en estado de erección, se ha llegado a la conclusión que son los africanos quienes mejor me representan en longitud. Pero esto parece no ser de suma importancia para las mujeres a la hora de relacionarse conmigo. Estudios y encuestas han demostrado que para ellas es más estimulante el grosor que la longitud. Dicen que siendo más grueso distiendo los músculos del tercio externo del canal vaginal y jalo del clítoris creando una fricción excitante, que ayudaría a llegar al orgasmo.

Por otro lado, en un estudio teórico publicado en el 2004 en la revista científica Evolutionary Psychology, Gallup y Rebecca Burch conjeturan que “un pene más largo no solo habría sido una ventaja evolutiva para diseminar la mayor parte de semen posible en los rincones menos accesibles de la vagina, sino que llenando y expandiendo la vagina, también ayudaría e incitaría el desplazamiento del semen dejado por otros machos, para maximizar las posibilidades de lograr la propia paternidad”.

En resumen, más o menos largo, más o menos grueso, nadie puede negar que sea yo quien asegura la supervivencia de la especie.

¿Considera usted que es fácil o difícil brindar satisfacción? ¿Cómo se comparan sus atributos con los del clítoris?

El clítoris es conocido por hacerse de rogar, y a veces parece que ni él sabe lo que quiere. En cuanto a las damas, la mayoría de los terapeutas sexuales coincide en que, para una mujer, lo preliminar al acto sexual es todo lo que le sucede veinticuatro horas antes de que yo acceda a su vagina. En cambio, yo solo necesito tres minutos para entrar en acción. Según la neuropsiquiatra Louann Brizendine, una mujer no puede estar enojada con su hombre y al mismo tiempo querer tener sexo con él. Usted cree que, como el clítoris, ¿yo necesito tanto manoseo previo? Cuando mi dueño se encuentra ante un estímulo sexual, rápidamente se excita. Esta fase puede alargarse, mientras no se produzcan caricias directas sobre mí. Cuando soy sometido a presiones, sacudidas y zarandeos, llego rápidamente a un máximo que ya no va a variar hasta alcanzar el orgasmo.

Cuenta a mi favor que en el cerebro masculino el área vinculada al interés sexual es 2.5 veces superior a la del cerebro femenino. También, que los hombres están “programados” para comprometerse en una sola actividad a la vez, ya sea pensar o sentir, pero no las dos al mismo tiempo, a diferencia del cerebro femenino que permite a la mujer pensar cuando siente y viceversa. Y si por algún motivo, a la hora de ser requerido mi servicio, no pudiese responder (algo que dudo), desde la aparición del Viagra en 1998, ¡se me terminó el problema!

Hoy, la industria de la juguetería erótica le ha creado grandes competidores que, a diferencia del clítoris, a usted no lo favorecen. Es decir, parece que podrían desplazarlo. ¿Qué puede decirme al respecto?

Cuando usted siente hambre, puede acceder a uno de esos lugares de comida rápida, y engullir una hamburguesa; o puede sentarse en un restaurante y pedir su plato favorito. Ambos pueden satisfacer su hambre, pero solo el segundo le proporcionará un mayor placer. Un juguete erótico va solo, en cambio yo vengo acompañado de mi dueño, quien con caricias, besos y abrazos preparará el camino para que mi entrada sea más fácil y placentera. Además, y por si esto fuese poco, Gordon Gallup ha publicado un artículo donde dice que el semen (líquido que expelo en el momento de la eyaculación) podría tener propiedades antidepresivas. ¡Una solución natural para el estrés femenino! Sin duda, como dice Jesse Bering, soy el apéndice más intuitivamente diseñado de toda la evolución.

Bien, para terminar, quiero agradecerle su buena disponibilidad para contestar a mis preguntas.

Ha sido un placer para mí… Su voz me resulta muy seductora. Pero yo aún no he terminado… Si usted quiere podría demostrarle mis condiciones naturales de las que le he hablado, dice el orgulloso miembro mientras se incorpora.

No, gracias… En otro momento, quizás… Y salí rápidamente del lugar.



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