Estrés infantil

Cuando la situación que se enfrenta es un gran cambio o una crisis, el malestar de un niño puede manifestarse en un cuadro de estrés; es decir, una situación emocional que desequilibra el estado de bienestar psíquico y físico.

Estrés infantil
Estrés infantil

En niños pequeños, esto tiene guarda relación con la sensación de falta de contención por parte de sus padres ante tales situaciones.

En estos casos, el consejo siempre es acompañar a los hijos, prestar atención y no dar nada por sentado; quizás un cambio de humor tiene una razón diferente a la que imaginamos. Los adultos deben prestar atención a cualquier cambio de actitud de parte de los hijos, y revisar qué puede estar ocasionando tales cambios.

Desde ya, ante una situación que pueda desembocar en un cuadro de estrés, es aconsejable realizar una consulta con un especialista, ya que hay formas de sobrellevar los cambios sin que estos se conviertan en algo negativo o estresante.

Podemos pensar entre las causas posibles del estrés en los niños, no solo los grandes cambios los que pueden generar malestar en el chico y en toda la familia, por ejemplo: mudanzas, pérdidas afectivas importantes, separaciones, entre otros, sino también una rutina sobrecargada de obligaciones o presiones que no dejan lugar al ocio y que obligan a todos a andar a las corridas.

Por ello, es importante poder elegir qué actividades se planificarán y cómo será la logística que ellas requieren de parte de cada miembro de la familia.

Esto es así, ya que si bien es deseable que se tengan en cuenta los gustos de los chicos, esto no es suficiente. Hay que aprender a medir esas actividades evaluando los compromisos que esto conlleva de horarios, traslados y costos para que los adultos no lo padezcan en detrimento, además de la calidad de vida de chicos y adultos. De esta manera, los papás no estarán agotados para poder compartir momentos de calidad con los chicos.

Ir del Jardín al médico, de allí a fútbol y luego a un cumpleaños puede ser agotador para toda la familia. Y, muchas veces, cuando los padres llegan a la casa están tan cansados que no responden a las propuestas de los chicos para jugar juntos. Pero compartir esos momentos es fundamental para su desarrollo. Los chicos necesitan tiempo con sus papás, un tiempo de exclusividad en el que puedan compartir un juego o una charla.

Si bien no siempre es posible, para evitar que este tipo de situaciones generen un malestar para los chicos y para todo el entorno familiar, a la hora de planear una actividad y de organizar la rutina semanal, es fundamental tener en cuenta la edad y características de los chicos, comprender que la renuncia a ciertas actividades es temporal y que deben ser contemplados momentos de ocio y de descanso.

Es ideal que cada tanto los papás se detengan a analizar cómo están los chicos y cómo están ellos mismos, porque es lo que permite realizar los pequeños ajustes que son necesarios para evitar momentos de malestar o de tensión.