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Doulas: el arte de ayudar a disfrutar del parto

¿Quién mejor que una mujer para comprender y contener a otra mujer durante el momento de dar a luz? ¡Qué pena que no se me ocurrió antes! En mis dos partos no tuve el apoyo que hubiera necesitado, pero tampoco la información precisa. Con seguridad, si alguien me hubiese contado sobre estas hadas madrinas del alumbramiento mis recuerdos de esa etapa hoy serían mejores. Por eso, como su labor me parece muy importante y no tan conocida me interesa difundirla.

Doulas: las 'hadas madrinas' del alumbraimento
Doulas: las 'hadas madrinas' del alumbraimento

Su razón de existir

No hay que confundirse: las doulas no son matronas ni parteras. Son mujeres que están para ayudar a las parturientas en todo lo que necesitan antes, durante y después del nacimiento de un bebé. Pero sin intervenir a nivel clínico, sino afectivo, emocional y de asistencia. Es decir, cuidan a las mamás para que a su vez puedan conectarse mejor con su niño.

Quizá muchos se pregunten: "¿para qué, si están los maridos?". Sin embargo, tampoco reemplazan la actividad de los futuros padres por las siguientes razones. La primera es que, más allá de la buena voluntad que los hombres demuestren, ellos no tienen la experiencia de haber pasado por un parto y (si la ciencia no altera a la naturaleza) nunca la tendrán. Por lo tanto, están imposibilitados de entender qué es exactamente lo que necesitamos las vulnerables mamás en un momento como ese. Asimismo, los asaltan tantas o más dudas que a la parturienta. La segunda razón es que no siempre (y cada vez menos), las mujeres conviven con una pareja para criar a sus hijos.

Antiguamente, las familias vivían todas en la misma casa y, por lo general, además de la matrona, la parturienta estaba acompañada por otras mujeres que se dedicaban a asistirla emocional y físicamente. Solía ser una madre, una hermana o una cuñada. Pero la vida cotidiana ha cambiado mucho en pocos años; hoy las familias viven solas en hogares más reducidos y con tiempos más reducidos, ya que también las féminas trabajamos, y si nos dejan, hasta el día del parto. Es decir, que se ha perdido todo el ritual previo al nacimiento, en el que la mujer tenía a su alrededor un grupo de damas que la contenía.

Ese espacio que con el tiempo ha quedado vacío, las doulas comenzaron a llenarlo con la idea hacer pasar esta etapa crítica de la manera más feliz posible. Ellas están presentes y atentas cuando las necesitan pero sin invadir la intimidad familiar. No tienen un conocimiento específico, sino que saben de todo un poco: fisiología del embarazo, educación pre y post natal, como se desarrolla el parto, psicología, fisiología, puericultura. Pero sobre todo, se preocupan por sostener a la futura mamá brindándole todo lo que necesita, que es diferente y personal en cada una.

Estudios científicos publicados en Mothering Magazine hace algunos años han demostrado con números precisos la eficacia de contar con estas mujeres: se ha reducido la tasa de cesáreas en un 50%; también disminuyó la duración del trabajo de parto en un 25%; hay un 60% menos de peticiones de epidural y un 30% del uso de analgesia, se redujo un 40% el empleo de fórceps, hay menos problemas de lactancia y menos casos de depresiones posparto.

No es un tema menor si se piensa que estamos hablando de seres humanos que están llegando al mundo. Incluso, hay países como en Inglaterra y Holanda, en los que las doulas están financiadas por la seguridad social. Sería muy interesante que se extienda esta medida a nivel mundial, ya que en la mayoría de los estados aún se trata de un servicio privado.

Pero bien vale la pena ahorrar el dinero para esa ocasión única porque se traduce en calidad de vida. Un parto se puede vivir como un trámite o un momento maravilloso, las herramientas hoy existen sólo depende de quien desee usarlas.

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