Qué hacer si tu hijo hace trampa

Lo más probable es que, en algún momento, su hijo intentará hacer trampa. Como todo lo demás en la vida, estará tanteando el terreno para ver si ser deshonesto es una conducta aceptable o no.

Así que, ¿cómo reaccionar ante un hijo al que se atrapa copiando el trabajo de alguien, o iniciando un partido deportivo antes de que suene el silbato?

Le hemos preguntado a algunos padres de familia y maestros para saber cómo reaccionaron cuando les sucedió a ellos.

¿Están haciendo trampa?

Cuando se atrapa a un hijo pasándose de listo, la primera pregunta que hay que hacer es: ¿está el niño consciente de que hace trampa? Algunos niños pequeños ni siquiera se dan cuenta de que lo que hacen está mal, tal como descubrió Carol, de Hertfordshire, cuando su hija Grace, de 4 años, comenzó a hacer trampa continuamente durante el día de depotes en el jardín de infancia. Carol nos contó: “Grace hacía trampa continuamente. Solía adelantarse a los demás niños, quitarles sus sillitas y mentir sobre su lugar. Básicamente, armaba todo un lío – yo estaba tan avergonzada”. Sin embargo, a diferencia de Carol, Grace no parecía sentirse apenada o culpable cuando la atrapaban queriendo salirse con la suya. “Sencillamente no parecía entenderlo”.

Al igual que Grace, muchos niños pequeños aún no han captado el concepto de hacer trampa. Por lo tanto, no se dan cuenta de que es algo malo. Investigadores han descubierto que la mayoría de los niños aún no entienden que es una conducta inaceptable para cuando llegan a los 3 años de edad, pero algunos tardan hasta incluso los 6 años para comprender del todo que es algo malo. Cuando no se sabe con seguridad si un niño está consciente de que está haciendo trampa, hay que observarlo cuando lo atrapan. ¿Muestra culpa o vergüenza, o intenta ocultar el hecho de que no está jugando de acuerdo a las reglas? Si es así, entonces sí comprende que hacer trampa está mal.

Prevenir y preparar

Podría sonar como un eslogan de guerra, pero prevenir y preparar es una frase excelente que sirve cuando se quiere evitar que un niño haga trampa con la tarea. Buscamos el consejo de un experto, el señor Hunter, quien es un maestro de primaria en Suffolk. El señor Hunter explicó que “un puñado de mis alumnos de hecho hacen trampa con la tarea. A veces copian y pegan cosas que sacan de Internet, o copian la tarea de otros niños. Cuando les preguntamos por qué lo hacen la razón que generalmente dan es que no tuvieron tiempo suficiente para hacerla ellos mismos”.

La falta de tiempo puede sacar a relucir lo peor en todos nosotros. Se puede evitar que un hijo haga trampa al sentarse con él, o mantenerse cerca, mientras hace la tarea. Intentar establecer una rutina con la que se puedan familiarizar. Establecer un periodo específico de tiempo en el que se debe hacer la tarea cada noche también ayuda. Cuando un niño sabe que se espera que utilice una hora de la noche para terminar sus deberes escolares, podría verse menos tentado a hacer la tarea apresuradamente para poder ver la televisión.

¿Por qué hacen trampa?

Vicky, una mamá de Edimburgo, de 24 años, tiene un hijo, Adam, de 13, que quiere ser estrella del rugby. Vicky y su esposo Simon comenzaron a preocuparse cuando Adam comenzó a hacer trampa continuamente durante su entrenamiento.

“Adam solía portarse mal, mentir sobre el número de jugadas que había hecho e incluso intentaba hacer quedar mal a sus compañeros de equipo. No estaba bien. Nosotros no lo criamos así, pero aún cuando lo castigábamos, él seguía portándose deshonestamente”.

Vicky y Simon estaban tan inquietos por la conducta de Adam que fueron a hablar con su entrenador, quien les preguntó si tal vez ellos habían hecho algo para que Adam se sintiera presionado sobre su desempeño en el deporte. Vicky explicó que “aunque fue difícil admitirlo, su entrenador estaba  en lo correcto. De hecho lo habíamos presionado bastante y lo habíamos hecho pensar que ganar era todo”.

Para ayudarlos, el entrenador de Adam le pidió al adolescente que entrenara al equipo formado por niños menores de 10 años. Involucrarse en una actividad en la que era bueno, pero no poder influir directamente en el partido, frustró a Adam en un principio, pero con el tiempo comenzó a disfrutarlo y se dio cuenta de que podía divertirse sin ganar.

Qué hacer cuando los atrapan

Puede ser muy fácil hacerse de la vista gorda. Sin embargo, ignorar el comportamiento de su hijo le enseñará que puede salirse con la suya cuando hace trampa. Le pedimos a Sarah, mamá de tres hijos, que nos contara qué hizo cuando Rachel, su hija de 11 años, hizo trampa en una competencia de ortografía:

“Yo estaba furiosa y, para ser honesta, avergonzada, pero siempre he creído que despotricar con tus hijos no funciona. Después de que me tranquilicé, me senté a hablar con Rachel y le dije que cuando uno hace trampa, sólo se engaña a sí mismo. Tener éxito porque se hizo un esfuerzo y se logró un buen resultado es una sensación muy gratificante, pero si se hace trampa, siempre se sabe que uno en realidad no se merecía ese triunfo”. Aunque podría parecer un enfoque poco estricto, Sarah cree que la plática realmente hizo efecto en su hija, más que un castigo.

Actuar como Mary Poppins

Intentar usar un paraguas como método de transporte probablemente no es la mejor forma de superar los problemas que pudiera tener con su hijo si éste hace trampa. Sin embargo, actuar como lo haría Mary Poppins sí lo es. Sue Atkins, experta de conducta infantil, explica que, “uno es un modelo a seguir para los hijos en todo lo que hace”, entonces, si el adulto hace trampa, ellos también.

Cambiar nuestro comportamiento es algo manejable, pero muchos padres enfrentan otro problema más complejo, que es la influencia que tienen los hijos mayores sobre los más pequeños. Laurie Kramer, investigadora en la Universidad de Illinois, ha estudiado las influencias que tienen entre sí los hermanos y descubrió que “los hermanos están más cerca a los entornos sociales en que los niños participan durante la mayor parte de su día, por lo cual es importante no pasar por alto la forma en que contribuyen a la personalidad que terminamos adoptando”.

David, quien es padre soltero, descubrió que su hija mayor Lucy, de 12 años, estaba alentando a la menor, Abbi, a hacer trampa. Tardó seis meses en encontrar la razón por la que su hija menor, antes tan bien portada, había comenzado a actuar mal repentinamente. Una vez que se dio cuenta de lo que sucedía, pudo evaluar la situación y castigar a cada niña de manera apropiada. “pronto, Abbi dejó de hacer trampa”, explica David, “pero no puedo creer que me tomara tanto tiempo descubrirlo”.


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