Ellas no pueden estar solas

Son mujeres que naufragan en sus relaciones una y otra vez y, sin embargo, nunca dejan de encontrar pareja. Lo hacen... ¡A cualquier precio!

Ni siquiera un fracaso matrimonial consigue hacerlas madurar. A lo largo de sus vidas, van acarreando un prontuario de diferentes familias; empujando a sus hijos con ellas, e imponiéndoles una nueva vida cada vez que comienzan un vínculo. ¿Es por temor a la soledad? 

 


Se dice que es necesario tomarse un tiempo después de terminar con una pareja. ¿Es realmente así?

“En el amor no hay reglas”, afirma la licenciada en psicología Lelia Fiszman. “Pero si la relación fue significativa, es muy importante trabajar el duelo de la ruptura. De lo contrario, no estamos elaborando la relación anterior. Por eso, es muy común que esas personas tengan tendencia a repetir errores, incluso aquellos que las llevaron a romper el vínculo.

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Un punto que quiero destacar, es que hay que reflexionar y comprender de qué nos estamos separando cuando nos separamos. ¿Qué representaba para nosotras esa relación?”.

- ¿Es diferente dejar, a ser dejada?

“Es totalmente distinto. Por lo general, el que deja ya viene haciendo un trabajo de elaboración previo al corte. En cambio, el que es dejado muchas veces no percibe que lo van a dejar; por eso los tiempos del duelo son otros. Le cuesta más. Pero lo más importante es poder hacer la elaboración, que muchos la viven incluso estando en pareja”.

- ¿Qué sucede cuando no hacen el duelo y evitan el proceso de ruptura?

“A veces encuentran en la nueva pareja muchas características similares a las de la anterior. Es llamativo y muy común que hasta se repitan los nombres de sus compañeros”.

- ¿Por qué es tan usual verlas aguantar situaciones que en otro momento criticaban de los demás?

“Porque les resulta peor la sensación de soledad que soportar a ese partenaire con características especiales”.

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- ¿Qué les pasa a aquellas que no se animan a enfrentar la soledad?

“Hay gente que no soporta esa sensación de vacío… Por eso, obturan constantemente ese agujero. Es como cambiar una figurita por otra”.

- ¿Hay características de personalidad que se repiten en estas mujeres? 

“No, cada caso es único. Depende la cuestión individual que se le juega. Hay mujeres que buscan un sostén económico o un estatus. Otras tienen miedo a la soledad o a envejecer sin nadie a su lado. También puede ser el miedo al qué dirán si me ven sola…”

- Los hijos quedan en el medio de estas relaciones… ¿Les afecta de alguna manera?

“En general ellas ponen en el plano principal su ansiedad por tener un compañero; y queda en un plano secundario lo que puede suceder con los hijos. Y sí, esto suele generar ciertos problemas en los chicos, que tienen que tener una gran capacidad de adaptación. Pero también depende de cómo es la nueva pareja y del vínculo afectivo que puedan armar con ellos. Muchas veces los niños llegan a establecer lazos más fuertes que con sus propios padres”.

- ¿Qué consejos les podríamos dar a estas mujeres que padecen el síndrome ‘un clavo quita a otro clavo’?

“Lo importante es si se cuestionan esto que les sucede. A veces están convencidas de lo que hacen y si no hay cuestionamiento, no hay lugar para el análisis. De lo contrario, si se lo cuestionan o si en algún momento tienen ganas de saber por qué no pueden estar solas, lo mejor es hacer un tratamiento terapéutico. La terapia es un espacio ideal para quitarnos este tipo de dudas”.

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