Los efectos de la carne y los lácteos en el medio ambiente

Texto: Raúl Rodríguez Cota

Al parecer no es necesario ser el propietario de una planta de desechos tóxicos para afectar al cambio climático, ya que la producción de carnes y lácteos podría ser uno de los principales causantes de este problema. Sigue leyendo y entérate más sobre esta problemática ambientalista.

Su producción afectaría a nuestro planeta. Foto: Thinkstock
Su producción afectaría a nuestro planeta. Foto: Thinkstock

El proceso de criar, alimentar y transportar estos animales, podría ocasionar la liberación de ciertas sustancias que no son nada amigables con nuestro mundo. Algunas de ellas son:

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Dióxido de carbono

Alimentar a los animales de la granja con cantidades masivas de granos y agua para después matarlos, procesarlos, transportarlos y almacenar su carne requiere del consumo de mucho combustible. Además, enormes cantidades de dióxido de carbono almacenado en los árboles, es liberado cuando se destruyen para proporcionar pasto y alimento para el ganado. Finalmente, habría que sumar que el estiércol de los animales también liberaría grandes cantidades de Co2, de acuerdo a la organización Personas por el Trato Ético de los Animales (PETA, por sus siglas en inglés)

Metano

Los miles de millones de pollos, pavos, cerdos y vacas que se encuentran confinados en granjas industriales producirían enormes cantidades de metano, tanto durante la digestión como en las hectáreas de pozos negros llenos de las heces que excretan. Los científicos informan que cada libra de metano (453.5gr) atraparía 84 veces más calor en la atmósfera que el dióxido de carbono. La Agencia de Protección Ambiental de EEUU (EPA, por sus siglas en inglés), ha mostrado que la ganadería sería la principal fuente de emisiones de metano en este país, según PETA.

Óxido Nitroso

El óxido nitroso sería aproximadamente 300 veces más potente que el dióxido de carbono como gas de invernadero. Según la ONU, la carne, el huevo, y las industrias de los lácteos emitirían un 65% de las emisiones de óxido nitroso en todo el mundo, informó la fuente mencionada.

Como ves, comer huevos, leche o un rico bistec, no es tan inofensivo como parece y el mundo podría estar pagando un alto precio por ello.

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Entonces, ¿qué hacemos?

Según las tendencias actuales, se prevería que la producción ganadera aumente de manera dramática en los siguientes 40 años, principalmente en los países de ingresos bajos o medios. Pero, incluso con la aplicación de tecnologías disponibles, no sería posible disminuir considerablemente las emisiones de Co2 en la industria ganadera, así lo dio a conocer el grupo ambientalista Greenpeace en una publicación de 2009.

Según dicha fuente, en la actualidad el consumo promedio de carne es de 100 gr. (3.5 onzas) por persona al día, aunque esta cifra difiere fuertemente entre los países ricos y pobres. Por ejemplo, el consumo de carne en los países desarrollados en el año 2000 fue de 90 kilos (198.4 libras) por persona anualmente, mientras que en países en desarrollo fue de 27 kilos (59.5 libras). Pero, si se logran implementar cambios en el consumo mundial promedio de carne y productos lácteos, podría reducirse a una ingesta de 25 kilos (55.1 libras) y 53 kilos (116.8 kilos) respectivamente, para el año 2050, suponiendo que haya una población mundial de 9 mil millones de personas.

Para esto, se necesitaría que las personas de los países industrializados disminuyeran su consumo de carne y productos lácteos a los mismos niveles que los países en desarrollo tienen actualmente.

Como ves, quizás solo sea necesario disminuir un poco el consumo de estos productos para lograr un mayor equilibrio. Pero, lo más importante es ser conscientes de que el medio ambiente también podría estar pagando un precio por lo que comemos, ¿no crees?

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