Payasos, ¿divertidos o atemorizantes?

Payasos, ¿divertidos o atemorizantes? / Foto: Thinkstock
Payasos, ¿divertidos o atemorizantes? / Foto: Thinkstock



Texto: Noelia Veltri


¿Te pasa que cuando ves a un payaso haciendo una actuación, sientes un escalofrío o algo de incomodidad? Lo primero que podemos decirte es que no estás sola. Son muchas las personas que ante ese personaje de cara pintada que debería divertir, no sienten otra cosa que temor, disgusto, tristeza o peor aún: fobia. Descubre qué se esconde detrás de esta reacción.


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Ocurre que para algunos, los payasos tienen una cara oscura y transmiten cierta tristeza. De hecho, tal como retrató un artículo de la revista Smithsonian, existe un término para identificar esa sensación que se manifiesta en ciertas personas que no soportan estar frente a un payaso: coulrofobia, que es el miedo irracional a estos personajes.

Aunque los que sienten este temor son pocos, hay muchos que simplemente no los toleran, entre ellos –aunque uno suela a pensar lo contrario– los niños. Según la misma revista, un estudio en el que participaron 250 infantes de entre 4 y 16 años, realizado en 2008 por la Universidad de Sheffield en Inglaterra, concluyó que a la mayoría de los chicos no les agradaban e incluso se asustaban frente a imágenes de payasos.

La pregunta que surge es: "¿Por qué?". Una de las respuestas podría estar en su origen. Desde la antigüedad, los juglares y bufones eran personajes de dudosa reputación, que estaban en las cortes solo para hacer reír a los monarcas y personajes importantes, a costa de su propio sufrimiento físico y de las burlas de los demás. Así, quedaron en el inconsciente colectivo como figuras lamentables y un poco resentidas.

“Los payasos siempre han tenido un lado oscuro. Después de todo, se trata de personajes que reflejan a la sociedad. Además, los académicos señalan que su comedia deriva de su apetito voraz por la comida, el sexo o la bebida, y de su comportamiento maníaco”, manifestó al ser consultado por Smithsonian David Kiser, director de talento de la compañía circense Ringling Bros. and Barnum & Bailey.


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Por su parte, Jordan Gaines, escritora científica y candidata a un Ph.D del Colegio de Medicina Estatal de Penn, refiere en un artículo de Psychology Today: “El payaso, con su expresión de humor pintada, limita la gama de sentimientos que se supone que debemos sentir e insiste en que riamos cuando tal vez no queremos hacerlo. La situación se vuelve incómoda, en el mejor de los casos, y aterradora en el peor”.


Percepción común

En Internet hay cientos de foros donde la gente habla de su odio a los payasos. / Foto: Thinkstock
En Internet hay cientos de foros donde la gente habla de su odio a los payasos. / Foto: Thinkstock



No son pocas las personas para las que los payasos despiertan dichas emociones. Si eres una de ellas te interesará saber que:

• Poniendo en Google la frase “odio a los payasos” emergen cientos de foros y sitios en los cuales se puede hablar con gente a la que le ocurre lo mismo.
• Hay muchas páginas de Facebook dedicadas al tema.
• Algunos circos realizan talleres para ayudar a sus espectadores. En éstos se muestra el detrás de escena.


El lado oscuro en la pantalla grande

• "It" es una novela escrita por Stephen King en 1986, que posteriormente llegó a los cines. Cuenta la historia de un payaso que utilizaba su disfraz para atemorizar a un grupo de niños. Tenía la particularidad de poder cambiar de apariencia.
• “El Gran Pez” fue otra película que mostró, más con tristeza y tono lúgubre, la vida de los integrantes de los circos.
• El Guasón es otro de los payasos o bufones que atemorizó desde la pantalla. Aunque la actuación más memorable la ofreció en “Batman, el Caballero de la Noche” el fallecido Heath Ledger, ya desde las primeras versiones este personaje era malo, dañino, vulgar y perverso.
• Para Entertainment Weekly, la película “La noche que el payaso lloró” (1972), dirigida por Jerry Lewis, es otro de los filmes que muestra la cara triste de estos personajes. Es la historia de un artista de circo europeo que durante la Segunda Guerra Mundial es obligado por los nazis a entretener a los niños judíos detenidos en un campo de concentración.


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Así que ya sabes… si visitas un circo y te sientes un poco rara, seguramente no eres la única.


Fuentes: Revista Smithsonian (smithsonianmag.com), Psychology Today (psychologytoday.com) y Entertainment Weekly (ew.com)