Pátinas fáciles para hacer tú misma

Si estás pensando en cambiar el look de tu casa tenemos una idea práctica y sencilla para ti: valerte de las pátinas para trasformar paredes y objetos en un dos por tres. Puedes realzar la apariencia de un mueble, de un objeto decorativo o una pared y dar a tu hogar un toque decorativo original. ¡Aprende a realizar tus propias pátinas!

El patinado es una técnica decorativa que actúa sobre el acabado de la pintura. Se utiliza para modificar texturas, el color, avejentar muebles, restaurar maderas antiguas, etc. Existen diferentes técnicas y materiales. Te contamos, paso a paso, cómo puedes renovar tu casa de manera rápida y sencilla.

¿Cómo patinar un marco?
Una alternativa interesante es dar a los marcos una sensación de antigüedad. Es muy sencillo: primero debes lijarlo para remover el barniz o la pintura. Luego le das una mano de pintura color rojo y esperas a que se seque. A continuación, frotas el marco con cera para reforzar la pintura y para que la segunda mano no se adhiera a la primera. Vuelves a pintar el marco de un color verde suave y, una vez que se secó, comienzas a lijarlo. En cuanto se empieza a notar la pintura roja de la primera capa, pasas a otra zona. Así hasta darle apariencia de gastado y vetusto. Luego, lo cubres con barniz para protegerlo.

¿Cómo patinar una silla?
Como en el caso anterior, al tratarse de madera el primer paso es lijar toda la superficie. Luego, debes pintar ―puedes utilizar látex para paredes, acrílico o esmalte sintético―. Pasa la pintura con un trapo en el sentido de las vetas de la madera pero de manera irregular. Generará un efecto divertido, de diferentes tonalidades. Otra opción es pintar la silla de manera uniforme y luego, utilizando un trapo húmedo, ir removiendo y redistribuyendo la pintura.

¿Cómo patinar una pared?
La pátina en paredes es ideal para ambientes rústicos. Esta técnica combina dos tonalidades del mismo color. Primero se pinta la pared con el color que hayas elegido de base hasta que quede correctamente cubierta. La dejas secar unas horas y luego le aplicas el acabado, es decir, el otro color, ligeramente disuelto en agua. A continuación, con la pintura aún húmeda, pasas por toda la superficie un rodillo de efectos ―el que está hecho de trozos de paño― en todas las direcciones generando una textura que forma un juego de luces y sombras. Otra opción, en vez del rodillo, es dar pequeños golpes con una esponja, lo que provoca un efecto más delicado.

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