Anuncios

San Valentín… sola

Por Verónica Mezzini

¿Es tu primer San Valentín sin él? ¿Sientes que no podrás levantarte y enfrentar el día de los enamorados sola? Esta reflexión profunda de la Lic. Elisa Botti, contada a través de una historia que podría ser la tuya, te ayuda a entender por qué te sientes tan devastada luego de que él se fue. Ver las razones podría darte las claves para salir adelante, y encarar tu próximo San Valentín con la certeza de que la vida te espera con una nueva oportunidad.

Sola en San Valentín / iStockphoto
Sola en San Valentín / iStockphoto

Mariana se levanto como todos los días. A los pocos minutos tomó conciencia de la fecha: 14 de Febrero, Día de San Valentín.

Hacía una semana que había cortado su relación de años con Alfredo y se sentía angustiada, sin deseos de comenzar la jornada. De haber podido se hubiese quedado en la cama, tapada hasta la cabeza, durmiendo el resto del día.

[Quizás te interese: No se lo digas a una soltera]

En estos momentos, la sensación es que una fuerza externa se apodera de nosotras, nos succiona la energía y nos deja sin poder alguno para accionar. Si el "ser amado" llamase, tendríamos la sensación de que, mágicamente, esa energía nos vuelve al cuerpo y recuperamos la vida, la alegría, las ganas de vivir.
De no ocurrir eso, nos planteamos si vale la pena enamorarnos porque, de no ser correspondidas o abandonadas, sufrimos. Y nadie elige sufrir, por lo menos conscientemente.

Hemos escuchado muchas veces que el otro es "nuestra media naranja". Visto desde este lugar, la conclusión seria: No soy yo si no hay un otro que me complete.

Y estamos partiendo de un concepto equivocado de lo que significa el amor. Una de las definiciones más acertadas que he leído es la de Humberto Maturana: "Amar es aceptar al otro como un legítimo otro, diferente a mí", que no vino a cumplir mis expectativas ni yo las suyas, sino que nos encontramos para trazar juntos el sendero del medio, aquel que nos deje pleno a ambos, sin que eso signifique sufrimiento para ninguna de las partes.

[Quizás te interese: ¿Por qué sigo soltera?]

Y aquí viene el gran desafío para nosotras, las mujeres: Plantearnos si cuando busco una pareja lo hago desde la necesidad de sentirme querida, de sentirme reconocida, esperando que el otro "me vea", me legitime, me dé una seguridad emocional y económica… o lo elijo para transitar juntos un camino que no sé como será, ni donde nos llevará, pero que en mi corazón siento que quiero aceptar el desafío de intentarlo "con él".

Si lo hago desde la necesidad, solo voy a encontrar otro necesitado como yo. Comenzaremos un juego que esta perdido desde el comienzo. Lo veo a él desvalido, incomprendido, con una gran necesidad de afecto y salgo yo a su rescate. Me pongo la capa de Mujer Maravilla, doy tres giros y aparezco a su lado convirtiéndome en su amiga, su amante, su consejera… personajes todos que a él lo hacen sentir muy bien: pero claro, yo lo busqué a él porque soy una necesitada y ahora espero la devolución.

Y es aquí donde empieza el sufrimiento porque, el dolor es biológico pero el sufrimiento, en cambio, es una interpretación que me pertenece y tiene que ver con la expectativa no cumplida. En este caso sería: Yo te rescato para que luego tú, una vez que sanes tus heridas, me rescates a mí. En ese preciso instante es donde nos damos cuenta que el otro no va a asumir el papel de rescatador porque nunca lo fue.

El otro puede partir, entonces, en busca de quien lo vuelva a rescatar o yo decido dejarlo porque me defraudo. Y alguna de estas opciones puede ser la causa del sufrimiento de Mariana, la protagonista de nuestra historia.

Mariana cree que él se llevo parte de ella y su sensación es un gran vacío: se quedo sin poder.

Bert Hellinguer dice: Poder es tener lo que el otro necesita; si no le doy autoridad, no hay poder.

[Quizás te interese: Amores tóxicos]

Cuando me relaciono con otro que supongo tiene lo que yo necesito… ¿Quién tiene el poder? El otro, porque yo le di autoridad. Por eso surge en nosotras la sensación de vacío, de que parte de mí se fue con el otro. Funciona como una adicción: El otro es la sustancia que me permite sobrevivir.

Necesitaremos revisar la manera en que me estoy relacionando, entendiendo que no es una manera sana, buscar ayuda profesional para no volver a caer en el rol de rescatadora nuevamente y así seguir manteniendo el circuito de sufrimiento. Trabajar en mí, en ver qué me falta para completarme y que yo misma pueda ser el centro abastecedor de esa energía de amor, que no esta fuera de mí, que está dentro mío; ver en qué momento la perdí, para comenzar el procesos de recuperación.

Sólo así Mariana podrá levantarse el día de San Valentín sintiendo que hoy la vida la espera para brindarle la posibilidad de conocer una persona para comenzar el camino de comprobar, juntos, si vale la alegría de ser dos seres completos que se encuentran para crecer, para ratificar que el amor, lejos de provocar sufrimiento, nos hace ser mejores personas.

Lic. Elisa Botti — Medicinas Naturales y Neuropatía — Coach Ontológico Corporal — Especialista en Técnicas Psicocorporales — Miembro profesional de ASIMEPA (Asociación Internacional de Medicinas y Psicologías Alternativas).