Alergias estacionales, ¡mucho ojo!

Por: Luza Alvarado

Nueva estación, nuevos aires. En cuestión de días, en el hemisferio norte comenzará la primavera y en el sur, el otoño. A pesar de andar distraídos con el estrés y la tecnología, es imposible ignorar que la tierra está mudando de piel.

Los cambios estación nos recuerdan que seguimos siendo una parte muy vulnerable de la naturaleza; además de regalarnos hermosos colores en el paisaje, también nos traen enfermedades de temporada y alergias. Molestas, recurrentes, crónicas e incontrolables, las alergias estacionales son la piedra en el zapato de aproximadamente el 15% de la población occidental. Quienes las padecen, para continuar con su vida cotidiana, usualmente deben consumir medicamentos que los dejan somnolientos o les provocan reacciones secundarias. Sin embargo, con prevención, cuidados y sentido común, se pueden evitar.

Uno de los alergólogos más reconocidos en los Estados Unidos, el doctor Ralph Bookman, publicó un libro llamado 'The Dimensions of Clinical Allergy', en el cual expone y desmiente, de manera sencilla y con mucho sentido común, los mitos en torno a las alergias.

Mira también: ¿Es alergia o un resfriado?

El también doctor de cabecera de figuras como Ronald Reagan, explica que las alergias estacionales no son enfermedades que aparezcan o desaparezcan, sino que se trata de una sensibilidad particular, una condición que está ahí todo el año y durante toda nuestra vida. Se trata de reacciones a ciertas moléculas vegetales y animales, cuya presencia aumenta en el ambiente al inicio del otoño y la primavera, cuando la naturaleza está mudando de 'piel': las plantas sueltan polen, los animales cambian pelaje, etcétera.

Es por ello que en esta temporada debemos enfocar los esfuerzos en prevenir las reacciones, más que en remediar las crisis. Los pasos son muy sencillos:

Horarios. Hay ciertos momentos del día en los que las plantas liberan más polen o el ambiente presenta cambios drásticos de humedad. Para quien padece alergias crónicas, es recomendable que en esos horarios sea cuidadoso con las corrientes de aire, o bien, que respire a través de un pañuelo limpio, pues la barrera física de la tela evita que los síntomas alérgicos se intensifiquen.

Limpieza. Cuando llegan los cambios de estación solemos utilizar ropa y cobijas que permanecieron mucho tiempo guardados. En ese tiempo acumulan polvo, ácaros y hongos, mismos que pueden provocar o agravar las alergias. Por ello, a cada inicio de temporada es recomendable lavar y asolear los objetos de tela que vamos a utilizar.

Mascotas. En primavera y en otoño los animales cambian de piel y de pelaje. Para sorpresa de muchos, las alergias no son provocadas por el pelo sino por las escamas de piel (caspa) que se desprenden junto con el pelo. Según Brookman, aspirar diariamente durante un mes las alfombras y los muebles (donde se acumula gran cantidad de escamas y pelo) hará que la reacción alérgica disminuya notablemente, sobre todo en temporada de frío, cuando las mascotas permanecen más tiempo adentro.

Ventilación. Mucha gente suele cerrar las ventanas en los meses de frío para evitar que se escape el calor de la casa. Dejar los espacios sin ventilación es un error, ya que los ácaros y otros microorganismos se acumulan en el ambiente y proliferan cuando se enciende la calefacción. Es recomendable, incluso en el invierno, optar por una ventilación mesurada y en horarios estratégicos en los que los habitantes de la casa no sufran cambios bruscos de temperatura.

Alimentación. Las reacciones alérgicas producen inflamación, ya sea en las mucosas del cuerpo o en el tejido muscular. En el caso de la piel, ocurre directamente en el órgano, pues no hay mucosa ni músculo. Si bien la reacción se manifiesta con más intensidad en un solo órgano, éstas pueden saltar a otro y a otro. (De las vías respiratorias a la piel, de la piel al oído, etcétera). Por ello, para reducir la intensidad de los síntomas, es recomendable alimentarse, sobre todo durante el cambio de temporada, con productos que no colaboren a esta reacción inflamatoria.

Actualmente, el trigo, los lácteos y los azúcares son pobres nutricionalmente hablando, ya que han sido industrializados en exceso. Evitar su consumo y sustituirlo por avena, mijo, arroz integral, cebada o linaza, por ejemplo, son opciones más saludables. Los lácteos, por su parte, además de generar ácido, irritan el intestino y aumentan la producción de mucosas, con lo que se agravan las reacciones alérgicas.

Agua. Hace algunos meses leí una nota en la revista Science que señalaba la importancia de estar bien hidratado para prevenir todo tipo de enfermedades, sobre todo las respiratorias. En el caso de las alergias sucede algo similar. El doctor Brookman explica que una reacción alérgica puede convertirse en crisis debido a la falta de agua. Las mucosoas, al no contar con suficiente líquido, producen un moco casi sólido que obstruye vías respiratorias y es caldo de cultivo para bacterias. Cuando se trata de la piel, los edemas se resecan, provocando más comezón, sangrado y falta de cicatrización. Así que beber agua sigue siendo la mejor medicina preventiva en esta época.

Mira también: Más remedios naturales para las alergias.

Sígueme en Twitter @luzaenlina